De la hostilidad a la hospitalidad: acogida e inserción 5 de junio de 2016
Acogida y saludo Ponemos en silencio los teléfonos. Presentamos a los que han venido
Nos reunimos hoy para celebrar el trabajo y los logros de la Fundación JJ Torrejón y en concreto la realidad de la Lavandería Solidaria que con su esfuerzo y nuestra ayuda está dando ya sus frutos.
En torno y a partir de dicha realidad, lo que pretendemos es poner en valor, y por ello celebrar, la inserción de aquellos que han llegado a nuestra tierra, huyendo del hambre y de la guerra y considerando la inserción en la sociedad como paso final y necesario tras la acogida al inmigrante. Sin dicha INSERCIÓN, que es algo más que la integración en cuanto que la inserción respeta la cultura del inmigrante, la hospitalidad quedaría en una actuación neutral con el único valor de la simple acogida.
En otros momentos o celebraciones hemos reflexionado sobre la hospitalidad, como un primer paso para superar una cierta hostilidad y rechazo al que es diferente racial, cultural y/o religiosamente hablando. Nos hemos refugiado muchas veces en la indiferencia para enmascarar esa hostilidad.
Pero el último, necesario y definitivo paso, el de la superación de la diferencia, el que da valor a la hospitalidad es el de la inserción, el de la fusión.
Este valor que hoy queremos celebrar lo resume como nadie un poeta sufí que nos narra cómo alguien llamó cierta vez a la puerta de su amigo.
Lo lee otra persona
— ¿Quién es? —preguntó una voz desde dentro.
— ¡Yo!
—No puedes entrar. Es aún demasiado pronto y en esta casa no hay lugar para lo impuro.
Aquel hombre abandonó el lugar, entristecido, y durante mucho tiempo se consumió en las llamas de la separación. Pero al final regresó. Comenzó a dar vueltas junto a la puerta del amigo, entre dudas y temores. Finalmente se decidió a llamar.
— ¿Quién es?
— ¡Tú!
—Pasa, amigo mío, ahora que ya eres yo. Porque en casa no hay lugar para dos yo.
Es en la medida en que superemos nuestros “yos” en la que verdaderamente admitimos al llegado con nosotros, produciéndose la verdadera inserción. Queremos repetir que celebramos la inserción, que no la integración que no respete la singularidad e identidad cultural del inmigrante o refugiado.
En torno al valor de la inserción empezamos nuestra celebración, escuchando la canción (y cantándola quien se la sepa) de la pág98 ” Bienvenido a tu casa” de la Misa de la Alegría.
1ª lectura
Extraídas del versículo 58,7 de Isaías y Ezequiel 47, 22, nos narran como la justicia de Dios se da cuando no estableces ninguna diferencia con el inmigrante
¿Sabéis que ayuno quiere el Señor? El que parte con el hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibe en tu casa. Que cuando veas a un desnudo le cubras, y de tu semejante no te apartes
Entonces brotará tu luz como la aurora. Te precederá tu justicia, la gloria de Yahveh te seguirá.
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Os repartiréis esta tierra, según las tribus de Israel.
Os la repartiréis como heredad para vosotros y para los forasteros que residan con vosotros y que hayan engendrado hijos entre vosotros, porque los consideraréis como al israelita nativo. Con vosotros participarán en la suerte de la heredad, en medio de las tribus de Israel.
En la tribu donde resida el forastero, allí le daréis su heredad, oráculo del Señor Yahveh.
2ª Lectura.
Del capítulo 2º de Mateo hemos extraído la huida a Egipto. Jesús con sus padres huyen de la muerte al igual que los refugiados de hoy.
El Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.»
Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto;
Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca.
Pasado un tiempo, muerto Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo:
«Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.»
Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea, y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret.
Introducción a la reflexión
En las fronteras se vive un drama que desemboca una y otra vez en tragedia. Si no somos conscientes de nuestra responsabilidad en lo que sucede no daremos oportunidad a la justicia. No será posible la hospitalidad
Hay tres elementos que tratan de recoger el contenido de la hospitalidad, podríamos recorrer en tres fases el camino hacia la hospitalidad:
En primer lugar surge la necesidad de romper el silencio, hacer luz, denunciar, y hacer visible la injusticia. Sería una fase de APERTURA DE PUERTAS
En segundo lugar, sería ACOGER desde la experiencia personal profunda que nos cuestiona y nos cambia, desde una actitud superadora de nuestro Yo.
En tercer lugar, un tercer paso tendría que tejer y desplegar estructuras sociales y políticas que apoyen legislaciones que promuevan determinados valores y desincentiven otros.
Dónde nos encontramos nosotros? Como personas? Como cristianos? Como miembros de una comunidad? Como ciudadanos?
Qué podremos hacer para abordar cada una de estas fases o elementos de la hospitalidad?
Oración de perdón. Después de cada línea, invitar a decir “Señor, te pedimos perdón”:
- Por las veces qué estamos más atentos a los estereotipos que a la persona.
- Porque aunque rezamos el Padrenuestro, no vemos a los que llegan como hijos tuyos.
- Por las veces que ayudamos pero no acogemos.
- Por sentirnos dueños y no administradores de lo que hemos conseguido y tenemos.
- Por mirar al otro con los ojos de la competencia más qué con los de la fraternidad.
- Porqué comulgamos pero hay muchos sectores de nuestra vida qué no son «pan partido» con los otros.
Ofrendas
- Proyecto Lavandería y Fundación JJ Torrejón
- Servilleta
- Otras ofrendas (buscar e invitar a los asistentes)
- Cestas con música
- Pan y Vino
ANÁFORA
L 1.- Señor, tenemos un problema y no queremos reconocerlo. Vivimos en un país de migrantes y refugiados, acogidos durante muchos años por ciudadanos hermanos de otros países y cuando se han cambiado las tornas no sabemos o no queremos comportarnos como debemos.
L 2.- Así pensarían tus padres, Jesús, cuando por motivos de fuerza, tuviste que ser un refugiado en Egipto, un país extraño donde la gente no pensaba ni hablaba como tú y teniendo que vivir alejado de tus parientes y amigos. ¡Sí, tú también has sufrido lo que es ser llamado extranjero!
L 3.- Quién lo dijera al escuchar hoy día a algunos políticos, jefes eclesiásticos y ciudadanos que sospechan de las intenciones de familias que lo único que buscan es huir de los odios, de las bombas y de una muerte segura. Niños que han sobrevivido en los barrizales, entre rejas de fronteras y no piensan acogerlos. ¿Nos faltan ojos y oídos para ver y entender lo que pasa? ¿O es que hemos blindado nuestros sentimientos a la barbarie?
TODOS.- Todos somos migrantes, Señor y no propietarios absolutos del lugar donde vivimos, porque hemos sido acogidos por la naturaleza y por la sociedad que nos ha dado todo lo que tenemos y somos.
L 4.- Al llegar a cierta edad madura, ni siquiera tuviste casa dónde descansar porque escogiste ser un “transeúnte”, pasando los días y las noches de un lugar a otro, acogido donde llegabas, curando a los que sufrían y anunciando la buena nueva. Este fue el espíritu que animó tu vida.
L 5.- Los que hemos vivido acogidos en otros países, recordamos el buen trato de los pueblos que nos recibieron, campesinos y gente sencilla. Ese cuidado y cariño recibido por nosotros y nuestros padres que fueron migrantes, debe tener una respuesta.
TODOS.- Aun sabiendo, Señor, que un mundo sin barreras es una “utopía”, creemos que es posible un cambio de actitudes, asumiendo nuestras responsabilidades y revistiéndonos de valor para trabajar juntos por el cambio. Si no somos capaces de romper nuestro silencio y cobardía, seremos responsables de lo que está pasando hoy día en Europa.
L 6.- Ayúdanos, Señor y danos coraje para buscar nuevas alternativas al problema de la inmigración y de los refugiados. Creemos que los bienes de la tierra tienen un destino universal y no pueden ser exclusivos de nadie, mientras haya hambre y desnutrición. Dispuestos a emprender este cambio, acudimos a ti cantando: SANTO, SANTO, SANTO (salvadoreños)
L 7.- Tu Hijo Jesús, antes de realizar el gesto profético de partir y repartir el pan, símbolo de la entrega desinteresada hacia el otro, lavó los pies a los allí reunidos y se puso a servirlas y a servirlos diciendo:
TODOS.- TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL PORQUE ESTO ES MI CUERPO QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
L 8.- Del mismo modo tomó la copa diciendo:
TODOS.- TOMAD Y BEBED TODOS DE EL PORQUE ESTE ES EL CALIZ DE MI SANGRE, QUE SERÁ DERRAMADA POR TODOS VOSOTROS. HACED ESTO EN MI MEMORIA.
L 9.- Este es el sacramento de nuestra fe:
TODOS.- Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús.
L10. Te pedimos por todos los que dedican su tiempo en acoger al inmigrante y refugiado y en especial por todos los voluntarios que en la Fundación Juanjo Torrejón trabajan para insertar con dignidad en nuestra sociedad a los que a ella se acercan.
L 11.- En estos momentos queremos acordarnos de los que perdieron su vida en el camino y de los que la dieron por ayudarles. Soñaron un nuevo amanecer en sus vidas y no pudieron lograrlo. Danos la oportunidad de ver el comienzo de este nuevo día, en el que haya trabajo y pan para todos: niños, mujeres, hombres y dónde se respete los derechos fundamentales a la vida de los que huyen del odio y la muerte
L 12.- Y a todos nosotros los que formamos parte de la gran comunidad de creyentes, danos la creatividad suficiente para hacer posible las exigencias de tu Reino.
L 13- Y para que este año sea el principio de un nuevo amanecer, queremos brindar por este compromiso alrededor de este altar.
TODOS.- Por Cristo, con él y en él, a ti Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. AMEN
L 14.- Y con todos nos damos las manos rezando: “PADRE NUESTRO…
L 15. Con un abrazo de paz simbolizamos la acogida a todos los que vienen.
L16. Compartimos el pan y el vino y queremos con ello compartir nuestra vida con los que nada tienen. Escuchamos la canción Papeles Mojados cuya letra está en la pg. 99
ACCIÓN DE GRACIAS
A lo largo de esta celebración hemos hablado de colaboración, solidaridad, participación, hospitalidad, precariedad, vulnerabilidad, empobrecimiento y hemos apuntado experiencias que han cambiado determinadas realidades.
Gracias Padre por el espíritu que nos infundes para ir dando unos pasos realizados a pequeña escala, con grupos reducidos, en territorios delimitados y con escasos recursos.
Y gracias también por alimentar nuestra esperanza. Esperanza, para dar un paso más y modificar las relaciones sociales que nos conduzcan a una nueva sociedad. Una sociedad en la que los marginados puedan desarrollarse y compartir la riqueza de valores y derechos personales y sociales fruto de la cooperación, la participación y el esfuerzo de todos. AMEN
Avisos y despedida. Comida solidaria