Corpus Christi: La eucaristía es vida 23 de junio de 2019
1.- INTRODUCCIÓN
“Cantemos al amor de los amores, cantemos al Señor. Dios está aquí, venid adoradores, adoremos a Cristo redentor”…
Acabamos de escuchar algo que nos hace recordar aquellas procesiones del Corpus con sus custodias de oro, plata, piedras preciosas, con el olor a incienso que vivimos hace años y que hoy mismo se están celebrando en tantos pueblos y ciudades
Pero esto no es lo que a nosotros nos motiva, porque esto no es el mensaje, no es la palabra de Jesús. Nuestra celebración hoy quiere reflexionar sobre la eucaristía ¿Qué es? ¿Qué significa?
En la última comida de Jesús con sus amigos, sin carácter sagrado, sin templo, es donde realiza los gestos que nos dicen como quiere ser recordado siempre cuando nos reunamos en su nombre
Juan, en su Evangelio, omite el relato del pan y el vino que recogen los sinópticos, pero en su lugar pone mucha importancia en narrar el lavatorio de los pies a los discípulos y el Mandamiento Nuevo. Es decir, el AMOR a todos y el compromiso de SERVIR a todos Este gesto de Jesús lleva directamente a entregarse a los demás. El Dios que nos trae Jesús no actúa como soberano sino como servidor
En aquella cena, Jesús toma el pan, lo parte y lo comparte y lo importante es ese partirlo y compartir. De la misma manera en la copa el signo no es el vino, sino el vino bebido y compartido (para los judíos la sangre era la vida) es decir, la vida de Jesús puesta al servicio de todos
2.-Canto. A comer y a beber pág. 58 estrofas 1-2
3.- Primera lectura.
¿EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO? “María y José Ig. López Vigil, Otro Dios es posible”, cap. 64-65
RAQUEL Los micrófonos de Emisoras Latinas regresan a Jerusalén y están instalados hoy en el Cenáculo, escenario de los hechos maravillosos de aquel Jueves Santo. Con nosotros, Jesucristo, protagonista de aquella noche. En este lugar, usted celebró la Última Cena y la Primera Misa.
JESÚS Bueno, aquí comimos la Pascua. Todos los años, con la luna de primavera, hacíamos lo mismo. Es un memorial del éxodo, cuando Moisés liberó a los esclavos del faraón.
RAQUEL Sí, pero aquella Pascua fue especial. Usted tomó el pan y dijo: “Comedlo, esto es mi cuerpo”. Después, la copa de vino: “Bebed todos, es mi sangre”. Tal vez las palabras más sagradas de la historia de la humanidad. ¿Fue así?
JESÚS Sobre el pan y el vino yo dije una bendición. No recuerdo las palabras exactas, pero… no sé a dónde quieres llegar.
RAQUEL. Cuando usted pronunció esas palabras mágicas, quiero decir misteriosas, en aquel pan estaba Dios, ¿sí o no?
JESÚS Sí, en aquel pan estaba Dios. Pero ¿de qué te asombras, Raquel? En Dios vivimos, nos movemos y somos. ¿No lo sabías ya? Levanta una piedra, ahí está Dios. Parte un trozo de madera, ahí lo encontrarás.
RAQUEL Yo me refiero a la transubstanciación. Que por aquellas palabras suyas, el pan dejó de ser pan y el vino dejó de ser vino.
JESÚS ¿Cómo el pan va a dejar de ser pan y el vino de ser vino?
RAQUEL Quedaron las apariencias, pero cambió la sustancia. En aquel pan estaba su cuerpo, en aquel vino su sangre, usted mismo, Jesucristo, transubstanciado.
JESÚS ¡Qué locura estás diciendo, Raquel!… Si yo estaba sentado en medio de todos… ¿cómo iba a estar metido al mismo tiempo en una hogaza de pan o en una copa de vino? ¿Qué truco sería ése?… ¡Ni que fuera mago!
RAQUEL Pero, entonces, ¿qué hizo usted aquel Jueves Santo?
JESÚS Yo hablé de unión, de comunidad. Luego, compartimos el pan. Brindé con la copa y, según la costumbre, todos bebimos de ella.
RAQUEL A ver si nos entendemos. ¿Usted no instituyó aquella noche el sacramento de la eucaristía?
JESÚS No.
RAQUEL Pero, Usted dijo que hicieran eso en memoria suya.
JESÚS Sí, tenía miedo que me apresaran. Así que les dije: Hagamos una alianza. Pase lo que pase, sigamos unidos, como los granos de trigo en la espiga, Si yo falto, reuníos para recordar el compromiso del Reino de Dios.
RAQUEL Pero… cuando se pronuncian aquellas palabras, ocurre un milagro, ¿no?
JESÚS El milagro no está en el pan ni en el vino, Raquel. El milagro está en la comunidad. Cuando un grupo de hombres y mujeres que se quieren, que luchan por la justicia, se reúnen y dan gracias a Dios y recuerdan mis palabras,… ¡ahí está Dios en medio de ellos!
RAQUEL Pero ha habido casos muy raros como el de la comunidad de Corinto, muy criticado por san Pablo. ¿Lo conoce Usted?
JESÚS Pues,.. Sí. Según me han contado, pues yo no lo vi, en esa ciudad de Corinto se reunían para dar gracias a Dios. Y mientras unos se hartaban, otros se quedaban con hambre. Pablo los reprendió, con toda razón. ¿Qué comunidad puede ser ésa donde hay ricos y pobres? ¿Qué pascua van a celebrar juntos Moisés y el Faraón, los oprimidos junto a los opresores?
RAQUEL ¡Huy…, pues mejor no se asome por algunas iglesias cristianas porque se va a llevar unas cuantas sorpresas… Le dan el pan consagrado a dictadores y a torturadores, y se lo niegan a las mujeres sólo por haberse divorciado…
JESÚS ¡Qué cosas hacen!
RAQUEL Si usted supiera…. Pero, dígame una última cosa, Jesucristo: si usted no instituyó la Eucaristía aquel Jueves Santo… ¿qué hacen los sacerdotes en su nombre cuando celebran la misa y pronuncian esas palabras misteriosas, para que Dios baje del cielo, aterrice en el altar, se oculte en la hostia y se esconda en un sagrario?
JESÚS Tú eres inteligente, Raquel. ¿Tú crees que Dios, que no cabe en el universo, que no tiene principio ni fin, va a prestarse a un truco así? ¡Qué pequeño sería ese dios, reducido a cosas tan mágicas!
RAQUEL Si he comprendido bien sus palabras, usted echa abajo teologías eucarísticas, procesiones con el Santísimo Sacramento, custodias, copones, adoraciones perpetúas, cantemos al amor de los amores, el Concilio de Trento y un largo etcétera.
JESÚS. No es mi intención. Pero Sí lo es afirmar que lo que ha de cambiar no es la substancia del pan o del vino, sino la del corazón. Un corazón nuevo, capaz de amar, de compartir….. Mira,…es como el viento. No puedes atraparlo, porque sopla donde quiere. Tampoco puedes encerrar a Dios en un templo, ni en un pedazo de pan o una copa de vino. Lo más grande lo reveló Dios en lo más sencillo, Raquel. En el pan, hay pan. En el vino, hay vino. Y cuando ese pan y ese vino se comparten en comunidad, cuando todo se pone en común, Dios se hace presente.
RAQUEL Amigas, amigos… Desde Jerusalén, para Emisoras Latinas, Raquel Pérez.
4.- Lectura Evangelio
Lc 9:11-17
Las multitudes lo siguieron. Él las acogió, estuvo hablándoles del reinado de Dios y fue curando a los que lo necesitaban.
Caía la tarde y los Doce se le acercaron a decirle:
-Despide a la multitud, que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque esto es un descampado.
Él les contestó:
-Dadles vosotros de comer.
Replicaron ellos:
-¡Si no tenemos más que cinco panes y dos peces! A menos que vayamos nosotros a comprar de comer para todo este pueblo.
Eran unos cinco mil hombres adultos. Jesús dijo a sus discípulos:
-Decidles que se echen en grupos de cincuenta.
Así lo hicieron, diciendo a todos que se echaran.
Y tomando él los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, los bendijo, los partió y se los dio a sus discípulos para que los sirvieran a la multitud.
Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras de los trozos: doce cestos.
5.- Introducción al dialogo
El Cuerpo y de la Sangre del Señor. Diálogo de la comunidad
La fiesta del Corpus Christi se instauró con la finalidad de proclamar la presencia de Jesucristo en el Santísimo Sacramento. La tradición eclesiástica ha venido exaltando y adorando por toda la Cristiandad a la hostia incrustada en ricas custodias como un objeto mágico, representativo de la presencia de Dios
Hoy sabemos que esa adoración casi fetichista tiene poco fundamento en el evangelio y la vida de Jesús, quien enseñó que son las relaciones de justicia y misericordia entre los seres humanos lo único que agrada a Dios. Y que Dios no se puede encerrar en una custodia, pues está en todas partes y en todas las cosas, en todos los panes y en todos los vinos.
La misma celebración de la Eucaristía quedó marcada como un acontecimiento misterioso cuando el concilio de Trento estableció como dogma que “bajo las especies consagradas del pan y del vino, Cristo mismo está presente de manera real y substancial, con su Cuerpo, su Sangre, su alma y su divinidad”. Con ello quedó encumbrado el misterio, pero se perdió de vista el evangelio que habla de Mesa de hermandad celebrada en recuerdo de Jesús, en la que comer y beber juntos vincula a unos con otros, para reforzar el compromiso de construir el Reino de Dios.
Hoy, lejos de las especulaciones sobre la transubstanciación, esta fiesta nos invita a revitalizar nuestras Eucaristías, como auténticas ‘pascuas’ en el camino del Reino de Dios. Y así nos y os preguntamos:
-¿Constituyen nuestras Eucaristías un estímulo riguroso y eficaz para compartir nuestros recursos materiales, muestro tiempo, nuestra dedicación…, nuestra vida, con quien más lo necesita?
-Entendemos de veras que al comer el pan y beber el vino juntos adquirimos un compromiso con toda la humanidad, para que nadie pase hambre y sed?
-Con frecuencia apreciamos signos de fatiga en nuestras celebraciones (nos quejamos del esfuerzo para prepararlas, a veces mostramos cierta insatisfacción). ¿Podríamos enfocarlas y celebrarlas de otras maneras?
6.- Ofrendas:
Bolsas Música de fondo
Pan vino
Mientras cantamos A comer y a beber pág. 58 estrofas 4
7.- Anáfora:
L 1.- La Eucaristía siempre comienza en la calle, en la vida, en la historia. Aunque a veces no seamos conscientes de ello. Se trata de una caminata que nos lleva al encuentro con las demás. Que nos reúne.
L 2.- Es un encuentro hermanado con Jesús que nos acoge y nos convoca a celebrar la construcción del proyecto que Él llama “Reino de Dios”. Esta acogida está abierta a todas y a todos los que estamos y a los que no están, pero que quisiéramos estuviesen: en particular a todas las personas en situación de vulnerabilidad.
L 3.- Al llegar aquí, seguimos siendo distintos, pero ya juntos, nos alegramos, porque todos venimos con el mismo anhelo de recordar el pasaje más importante en la vida del Maestro, que es sin duda, el motor de nuestra vida comunitaria: LA EUCARISTÍA. Por esto te damos gracias y te cantamos: (misa salvadoreña pág. 78)
SANTO, SANTO, SANTO…
TODOS.- El memorial de la Última Cena debe entenderse en estrecha conexión con las acciones centrales en la vida de Jesús de Nazaret. Sus diferentes comidas, mostrando su preferencia por los pobres y marginados y la multiplicación de los panes y los peces para alimentar a la multitud hambrienta y en necesidad.
L 4.- Junto a tu Palabra y la redistribución de los bienes, necesitamos el pan, pero también el vino, que es la vida misma con todos sus derechos.
L5.- Viniste a habitar entre nosotros para enseñarnos a vivir con dignidad y a ofrecer una alternativa radical al sistema vigente.
TODAS.- Dios dador de todos los bienes, bendice el pan y el vino, santifícalos y llénalos de vida, para que aprendamos a compartir, porque este fue siempre tu deseo: «anunciar la salvación a los pobres, la liberación a los oprimidos y el consuelo a los afligidos».
L 6.- Nos enseñaste a celebrar esta cena, rodeado de hombres y mujeres que te seguían. Bendijiste el pan, lo tomaste en tus manos y lo repartiste diciendo:
TODAS.- Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros
L7.- Y porque no solo de pan vive el hombre, sino de las penas y alegrías que nos da la vida, tomaste la copa, la bendijiste y la compartiste con todos diciendo:
TODAS.- Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre, sangre de la nueva alianza que será derramada por vosotros y por toda la humanidad. Haced esto en conmemoración mía.
L 8.- Entrar en comunión significa compartir la vida de Jesús, vivir según su estilo y opciones, apostar por la comunión fraterna sin exclusiones. Comulgar implica repartir el pan y todos los bienes. Comulgar significa construir el cuerpo de la fraternidad universal, por encima de muros, fronteras, colores y razas. Entrar en comunión con Dios supone entrar en comunión con todos seres humanos. Este es el compromiso que hoy asumimos siguiendo el ejemplo de Jesús
Todos.- Por Cristo con él y en él, a ti Dios Padre, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amen
L 9.- Juntemos nuestras manos y recemos la oración que Jesús nos enseñó: Padre nuestro…
Nos damos la PAZ
8.- Comunión.
Música “Dime como ser Pan”
9.- Acción de gracias
Gracias padre/Madre por estas Eucaristías, estas mesas compartidas.
Con ellas nos sentimos unidos no solo entre nosotros sino también con toda la humanidad.
Aquí encontramos las fuerzas necesarias para seguir adelante con el proyecto de construcción del Reino.
Ayúdanos a mantenerlas vivas, de modo que toda nuestra vida este influida por el espíritu que aquí nos anima