Corpus Christi, repensar la Eucaristía

10-junio-2012

 

Saludo y presentación-Bienvenida

 

(Todos estamos colocados en círculo, la mesa sin poner detrás del grupo que preside la celebración)

Hoy se celebra en toda la iglesia la fiesta del Corpus Christi y lo que se ve exteriormente parece algo alejado del origen de las reuniones de las primeras comunidades y de lo que Jesús quiso celebrar en su última cena.

Igual que cuando nos reunimos en nuestras casas para comer con los amigos y hermanos empezamos saludándonos y comentando lo último que nos ha sucedido, así  os invitamos  a decir brevemente lo que a cada uno le ha pasado durante la semana.

 

Acto de reconciliación

Eucaristía significa acción de gracias. Queremos  reunirnos como hermanos que se llevan bien, que no hay diferencias, ni rencillas entre nosotros para dar gracias, para compartir y repartir el pan y el vino. Como dice: Mt. 5, 23-24

-Pedimos perdón

-Cantamos: La paz esté con vosotros

-Nos damos la paz

 

Reflexión-Aperitivo

Lecturas:

1ª Lectura: Pagola –resumen

.- Todos los cristianos lo sabemos. La eucaristía dominical se puede convertir fácilmente en un «refugio religioso» que nos protege de la vida conflictiva en la que nos movemos a lo largo de la semana.

A veces somos sensibles a lo que afecta a la dignidad de la celebración, pero nos preocupa menos olvidarnos de las exigencias que entraña celebrar la cena del Señor

El riesgo siempre es el mismo: Comulgar con Cristo en lo íntimo del corazón, sin preocuparnos de comulgar con los hermanos que sufren. Compartir el pan de la eucaristía e ignorar el hambre de millones de hermanos privados de pan, de justicia y de futuro.

En los próximos años se van a ir agravando los efectos de la crisis mucho más de lo que nos temíamos

Conoceremos de cerca inmigrantes privados de asistencia sanitaria, enfermos sin saber cómo resolver sus problemas de salud o medicación, familias obligadas a vivir de la caridad, personas amenazadas por el desahucio, gente desasistida, jóvenes sin un futuro nada claro… No lo podremos evitar. O endurecemos nuestros hábitos egoístas de siempre o nos hacemos más solidarios.

La celebración de la eucaristía en medio de esta sociedad en crisis puede ser un lugar de concienciación. Necesitamos liberarnos de una cultura individualista que nos ha acostumbrado a vivir pensando solo en nuestros propios intereses, para aprender sencillamente a ser más humanos. Toda la eucaristía está orientada a crear fraternidad.

No es normal escuchar todos los domingos a lo largo del año el Evangelio de Jesús, sin reaccionar ante sus llamadas. No podemos pedir al Padre «el pan nuestro de cada día» sin pensar en aquellos que tienen dificultades para obtenerlo. No podemos comulgar con Jesús sin hacernos más generosos y solidarios. No podemos darnos la paz unos a otros sin estar dispuestos a tender una mano a quienes están más solos e indefensos.

2ª Lectura: Mc. 14, 12-16

Introducción al diálogo: (Tomado de Koinonía)

Entre los miembros de las comunidades de Corinto había diferencias, ricos y pobres, libres y esclavos, en las celebraciones no se compartía, no eran solidarios. Cada uno se reunía con los de su clase social y mientras unos pasaban hambre otros se emborrachaban.

La eucaristía se convierte en un rito si no se toma el pan, símbolo de nuestra persona, bienes, vida entera, y se parte, como hizo Jesús, para repartirlo y compartirlo con nuestros prójimos cotidianos.

Beber la copa significa aceptar la muerte de Jesús y comprometerse como él, no desistir de la actividad salvadora (representada por el pan) por temor a la muerte.

El compromiso de los seguidores de Jesús incluye una entrega como la suya. También supone adoptar una actitud abierta, tolerante, comprensiva y cercana a los demás, sean de la clase que sean, de la raza que sean, de la religión que practiquen, etc.

Participar del pan y el vino invita a repartir la vida, a estar reconciliado con todos y a estar atento a las necesidades del prójimo.

Y esto es lo que se expresa en la eucaristía; ésta es la nueva alianza, un compromiso de amor a los demás hasta la muerte. Quien no entiende así la eucaristía, se ha quedado en un puro rito que para nada sirve.

Preguntas:

1.-¿Nuestra eucaristía se ha convertido en rutina?

2.-¿A qué nos compromete?

3.-¿Realmente estamos al lado de los que nos necesitan?

 

Fiesta-preparar la mesa

Canción: “Bienvenido a tu casa” pág 98 , mientras vamos poniendo la mesa.

Ofrendas-regalos:

–          Libro de la comunidad, flores, bolsas de la colecta, pan y vino

Bendición de la mesa:

Mc. 14, 22 y siguientes.

Mientras comían. Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo» Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo: «Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos”.

HACED ESTO EN MEMORIA MÍA.

 

Padrenuestro

Comunión-Compartir:

Canción: Solidaridad

Acción de gracias: Poema de Pedro Casaldáliga

«Mi Cuerpo es Comida»

Mis manos, esas manos y Tus manos

hacemos este Gesto, compartida
la mesa y el destino, como hermanos.
Las vidas en Tu muerte y en Tu vida.

Unidos en el pan los muchos granos,
iremos aprendiendo a ser la unida
Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos.
Comiéndote sabremos ser comida,
El vino de sus venas nos provoca.
El pan que ellos no tienen nos convoca
a ser Contigo el pan de cada día.

Llamados por la luz de Tu memoria,
marchamos hacia el Reino haciendo Historia,
fraterna y subversiva Eucaristía.

Bendición final