Contumaces en la Utopía para construir una paz con Justicia 9 de febrero de 2020
Celebración de solidaridad con las comunidades campesinas de Colombia, 2020
Presentación
Celebrar hoy la Memoria de Jesús, teniendo como referencia la solidaridad con los compañeros de Justicia y Paz de Colombia, y a través de ellos, con las comunidades campesinas, indígenas y afrocolombianas, nos plantea no pocos desafíos. Principalmente porque, a pesar de los esfuerzos de tantos años luchando por la paz con justicia, sigue habiendo pocos motivos para festejar.
Es verdad que Colombia vive un momento histórico esperanzador, porque el pueblo se está movilizando ante la violencia y las políticas neoliberales del gobierno. La ola de protestas urbanas que han tenido lugar con motivo de la huelga nacional iniciada el 21 Noviembre «por la vida y la paz”, paralizó casi todas las ciudades colombianas, un hecho sin precedentes en la historia reciente de este país.
Pero en el medio rural el conflicto social sigue muy vivo. Los Acuerdos de Paz de La Habana de 2016 han sido traicionados y las comunidades rurales, lejos de recibir el prometido reparto de tierras y las ayudas para el desarrollo agrario, siguen olvidadas y son víctimas del acoso incansable de los paramilitares, al servicio de grandes empresas, locales y multinacionales, que les despojan de sus tierras ejerciendo la violencia con total impunidad. Más de 700 líderes de movimientos populares, 200 de ellos indígenas y más de 180 excombatientes de las FARC incorporados a la vida civil, han sido asesinados desde la firma de los Acuerdos de Paz. Y, la dinámica, lejos de ceder, crece mes a mes.
Siendo así la realidad, nos hemos cuestionado qué sentido tiene nuestra apuesta por la ’paz con justicia’ en medio de un país donde el acoso a los campesinos inunda de sufrimiento regiones enteras, especialmente aquellas donde más trabajan nuestros compañeros de Justicia y Paz.
Y, como tantas veces, hemos recurrido al Evangelio de Jesús para encontrar algunas respuestas: “Si tu hermano sufre o vive en necesidad…. no puedes mirar hacia otro lado, ni conformarte con rezar a un Dios hecho a tu medida”. Y, sólo si el grano de trigo muere…da frutos abundantes. Una invitación al compromiso y la esperanza, ante tanta sangre mártir. En efecto, construir la paz es un proceso de largo recorrido que requiere tenacidad, sin ceder a la desesperanza. Los cristianos, que proclamamos la resurrección de Jesús, a pesar del fracaso de la cruz, y sentimos acuciante la reacción samaritana ante el dolor humano, nunca podemos ceder a la tentación del abandono. Mientras siga vigente el sufrimiento de tantos, nada puede sernos indiferente.
En este inicio de 2020, sentimos que esa realidad doliente de las comunidades campesinas de Colombia nos pide más trabajo, más generosidad, más compromiso. Algo que deseamos llevar adelante a través de dos líneas de actuación:
a) Compromiso con la verdad. Lo que hoy implica más esfuerzos por dar a conocer lo que acontece en Colombia, y que los grandes Medios ocultan; y colaborar con el Nodo de la Comisión de la Verdad.
b) Trabajar por la unidad de acción de tantos pequeños grupos como hay en Madrid, comprometidos con la Paz en Colombia, para hacer posible que los esfuerzos de muchos pocos fructifiquen en avances inesperados.
Este doble compromiso de utopía por la paz es lo que deseamos compartir y asumir en esta Eucaristia.
Lectura Mt 14:22-33
En seguida obligó a los discípulos a que se embarcaran y se le adelantaran a la otra orilla del lago de Betsaida mientras él despedía a las multitudes.
Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, maltratada por las olas, porque llevaba viento contrario. De madrugada se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndolo andar sobre el mar se asustaron diciendo que era un fantasma, y daban gritos de miedo. Jesús les habló enseguida:
¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo! Pedro le contestó: -Señor, si eres tú, mándame llegar hasta ti andando sobre el agua. Él le dijo: -Ven. Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua para llegar hasta Jesús; pero al sentir la fuerza del viento le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: -¡Sálvame, Señor!
Jesús extendió en seguida la mano, lo agarró y le dijo: -¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?
En cuanto subieron a la barca cesó el viento. Los de la barca se postraron ante él diciendo: -Realmente eres Hijo de Dios.
Reflexión
La exhortación a la confianza que nos presenta este pasaje (¡No tengáis miedo!) es explicada por Pablo, en su carta a los Romanos (4:18-5:5), poniendo como modelo la fe y esperanza del padre Abrahán.
“Esperar cuando no había esperanza fue la fe que a Abrahán le hizo padre de todos los pueblos,… Su fe no flaqueó al considerar su cuerpo, materialmente muerto (tenía casi cien años), ni el seno de Sara ya sin vida. Frente a la promesa de Dios, la incredulidad no le hizo vacilar; al contrario, su fe se reforzó reconociendo que Dios decía verdad y convenciéndose plenamente de que tiene poder para cumplir lo que promete. Eso «le valió la rehabilitación» y nos valdrá también a nosotros que tenemos fe en el que resucitó de la muerte a Jesús.
Más aún, estamos orgullosos también de las dificultades, sabiendo que la dificultad produce entereza, la entereza calidad, la calidad esperanza; y esa esperanza no defrauda, porque el amor que Dios nos tiene inunda nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha dado.”
Anáfora. Contumaces en la utopía para construir una paz con justicia
L1- El pueblo colombiano sigue persistiendo en su compromiso de trabajar para crear una sociedad sin violencia y con justicia a pesar de la dura realidad que sufren todos los días de asesinatos, desplazamientos de sus hogares y de sus tierras, amenazas de muerte si no dejan su actividad de defensa de los derechos humanos y de la madre tierra en la que viven.
L2- Te pedimos Señor para que la sangre derramada por el pueblo colombiano no sea una sangre inútil y acabe fructificando en una nueva sociedad libre del terror, de la violencia, de la explotación y del sufrimiento para tantas familias y por el contrario pueda ser realidad la justicia, la paz, la fraternidad y la solidaridad.
TODOS- Que el ejemplo de tantos mártires nos ayude a nosotros a ser solidarios con el pueblo colombiano para que sientan el aliento y la cercanía de nuestras organizaciones y de nuestras personas pues la lucha tiene que ser global, ya que ellos son porque nosotros somos.
L3- Concédeles Señor la esperanza en que es posible la realización de esos sueños de nueva sociedad y hazte presente para que sientan que estas a su lado en estos momentos tan difíciles en que los acuerdos de paz parece que poco a poco van perdiendo la posibilidad de llegar a cumplirse.
L4- Sabemos Señor que tú estás presente en cada una de las personas asesinadas, perseguidas, amenazadas, pues es a Ti Señor también a quien te lo hacen. Ya nos lo dejaste dicho “Todo aquello que hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños a mí me lo hicisteis”.
TODOS- Esta es la misma historia de la humanidad de la lucha de los ricos contra los pobres, de los opresores contra los oprimidos, de los explotadores contra los explotados y que tú ya denunciaste abiertamente durante tu vida en la tierra pues tus amigos eran los pobres, los pecadores, las prostitutas etc. y clamaste contra aquellos que oprimían al pueblo de diversas maneras y echaste del templo con un látigo a los que habían convertido la casa de tu Padre en una cueva de ladrones. Por eso al final te torturaron y te crucificaron como a un delincuente.
L5- Recordamos ahora la noche en que próximo ya tu final te despediste de los tuyos y tomando el pan lo partiste y lo repartiste diciendo:
TODOS- TOMAD Y COMED TODOS DE EL PORQUE ESTO ES MI CUERPO QUE SE ENTREGA POR VOSOTROS.
L6- Igualmente hiciste con la copa dando gracias al Padre la repartiste entre todos diciendo:
TODOS- TOMAD Y BEBED TODOS PORQUE ESTE ES EL CALIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA QUE SERÁ DERRAMADO POR TODOS LOS HOMBRES Y MUJERES PARA SU TOTAL LIBERACIÓN.
L7- Este es el sacramento de nuestra fe
TODOS- Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús.
L8- Gracias Padre por hacerte presente en esta celebración, por infundirnos ánimo y fortaleza para seguir luchando por las grandes causas que decía nuestro obispo Pedro Casaldáliga.
L9- Recordamos ahora a todos y todas los que ya nos han dejado pero que sabemos están muy cerca de Ti. Los tenemos presentes en nuestras oraciones. (Hacemos un momento de silencio).
L10- Y ahora nos damos las manos y cantamos un Padre Nuestro colombiano que como no nos lo sabemos seguimos la música:
Padrenuestro de los Mártires
Padre nuestro del pobre y del marginado, Padre nuestro de mártires y torturados.
Tu nombre es santificado en aquel que muere al defender la vida; tu nombre es glorificado cuando la justicia es nuestra medida; tu reino es de libertad de fraternidad, paz y comunión.
Maldita toda violencia que devora al hombre con la represión.
Hágase tu voluntad, eres el verdadero Dios libertador.
No vamos a seguir doctrinas amañadas por el poder opresor.
Pedimos el pan de la vida, pan de la esperanza, el pan de los pobres; el pan que trae la humanidad y reconstruye al hombre en vez de cañones.
Perdónanos cuando por miedo quedamos callados delante de la muerte; perdona y destruye el reino de la corrupción como ley más fuerte.
Protégenos de la maldad, de los prepotentes, de los asesinos.
Dios padre revolucionario, (bis) hermano del pobre, Dios del oprimido
Las letras de las canciones: Todavía Cantamos y Por un pedazo de pan se encuentran en la sección CANTORAL