CONSTRUIR LA ESPERANZA

INTRODUCCIÓN

 Hoy comienza el adviento. Tiempo para tomar conciencia de que tenemos que seguir construyendo la esperanza. Vivimos rodeados de malas noticias. Una crisis económica que amenaza la estabilidad de muchas familias y que empeora aún más la situación de los más débiles. Un mundo dominado por los intereses de organizaciones y personas sin entrañas. Una sociedad aturdida por el consumismo y por el individualismo que les impide darse cuenta de donde están.

 Este panorama nos hace sentir el desaliento, el cansancio; nos resulta difícil encontrar razones para esperar y para descubrir de nuevo las huellas que nos ha dejado Jesús de Nazaret.

Pero sabemos que Jesús nos ha dejado sus señales que tenemos que descubrir para poder construir el reino de Dios. Son pequeñas semillas entre la maleza que hay que descubrir y cuidar, luces leves en las tinieblas que nos orientan, humildes testimonios de amor, de compasión, de ternura entre la violencia, la dureza y la frialdad. Abramos bien los ojos y los oídos para poder ver y entender que a pesar de todo el reino de amor, de verdad y de justicia ya ha comenzado. 

 OFRENDA:

 Una pequeña vela encendida que simboliza la esperanza que nos viene de lejos, pero a los que conocemos. Las comunidades de campesinos colombianos que resisten con dignidad y de forma pacífica, pero firme ante la violencia, el abuso y el terror de paramilitares con la connivencia de los organismo del Estado. Son una esperanza para seguir creyendo en el ser humano.

REFLEXION

 Es posible la esperanza. Pero esto nos obliga a concretar. ¿Qué mundo estamos construyendo, que futuro dejamos a las próximas generaciones, que herencia para los que antes de nacer contrajeron el SIDA en África, para los niños palestinos cuyo único futuro hoy es seguir tirando piedras, para los 220 millones de víctimas del trabajo infantil según la UNICEF, para los 100 millones de niñas y niños que viven en la calle, para el millón y medio que es objeto de tráfico y venta, para las más de cien mil niñas condenadas a la prostitución?. ¿Qué esperanza?

 Pero la historia, el Reino de Dios, es un continuo de movimientos pendulares, subidas y bajadas. Ciertamente estamos en un momento de bajada. Pero el mundo de hoy está lleno de semillas de esperanza. Ni la naturaleza humana, ni la acción del Espíritu han cambiado en el devenir de la historia y el Reino de Dios sigue ahí como sal, como luz, como semilla, padece violencia, está dentro de nosotros.

Vuelve a ser actual la sentencia de Péguy: “La pequeña esperanza avanza débil entre sus dos hermanas mayores; la Fe es fácil, no se puede vivir sin creer; el amor también es fácil, no se puede vivir sin amar; pero esperar…. esperar que el mundo sea mejor es difícil”.

 El cristiano sigue creyendo contra toda esperanza, que el fin último de la humanidad, como el del rostro desfigurado del Siervo de Yahvé, no es la muerte sino la resurrección.

Sabemos que siempre permaneceremos en el exilio, porque la realidad conquistada nunca se conformará a nuestros deseos. Estemos donde estemos, estaremos siempre en el destierro, en Egipto. Siempre habrá un lugar mejor que el presente, una tierra prometida mejor para la que trabajar y esperar con esperanza activa, porque las dos características de la esperanza son:  el “caminar hacia” y “el todavía no”. La esperanza va unida a la utopía, a propuestas todavía no realizadas pero que podrían llegar a ser. El futuro contiene lo temido y lo esperado pero si solo damos rienda suelta a lo temido, tenemos miedo a la esperanza.

 El pueblo bajo, la masa, los impuros, enfermos y pecadores recibieron el mensaje de Jesús como un mensaje de esperanza. Ciertamente, la acción profética y la acción política son creadoras de esperanza. La más importante acción profética y acción política de los profetas de hoy, es el amor a los pobres. Aunque la liberación integral de la persona no se agota con las liberaciones históricas, las incluye necesariamente.

Escatología significa doctrina acerca de la esperanza y el verdadero fundamento de la esperanza es la resurrección de Jesús. Si el peor mal de todos, la muerte, ha sido vencido, ¿Cómo se sigue explicando la presencia del mal en el mundo?. ¿Cómo puede seguir existiendo la esperanza histórica en un mundo mejor, cuando para las mayorías su vida va a peor?

 Terminamos con una frase de Moltmann de su tratado “Teología de la esperanza”: “El cristianismo solo cumple verdaderamente su misión si contagia de esperanza a los hombres”. 

Anáfora

 L..-Una vez más hemos de proclamar que es posible la esperanza. Pero nuestras metas son modestas  y nuestros pasos cortos, somos personas sujetas a unas limitaciones que a veces nos parecen insuperables. Sin embargo hemos puesto nuestra fe en Ti, y ese es nuestro tesoro.

TODOS.- Gracias, Señor, porque no abandonas a esta tu pequeña comunidad, y la acompañas para que crezca y  madure en su fe.

L..- Seguimos creyendo contra toda esperanza. Porque creemos que el fin último no es la muerte sino la resurrección. Mientras, seguiremos buscando, siempre en marcha, siempre trabajando por la tierra prometida.

TODOS.- Gracias Padre porque te haces presente en nuestra búsqueda.

L.- Tu Espíritu le empujó a Jesús a dejar su pueblo para dar la Buena Noticia a los pobres. Ésta fue su gran tarea: poner esperanza en los que sufren. Y esa debe ser también la nuestra. Si lo que hacemos y decimos los cristianos no es captado como «Buena Noticia» por los que sufren, no estaremos predicando tu evangelio.

L.- Los desfavorecidos son los que más dentro llevó Jesús en su corazón, los que más le preocuparon. Ahora deben ser nuestra gran preocupación. Haz que nos sintamos llamados y sepamos llevar la esperanza a los que sufren.

TODOS.- Con la misma esperanza que fuiste recibido en Jerusalén te alabamos y decimos: SANTO SANTO SANTO…..

L.- A veces nos sentimos débiles, somos humanos y pedimos pruebas para descubrirte, te pedimos signos. En el fondo te estamos tentando.

TODOS.- Ayúdanos a seguir creyendo sin signos y esperando sin señales.

L.- Qué mejor forma de dejar en tu pueblo la esperanza que hacernos saber que siempre estarías con nosotros. Lo hiciste la última vez que te reuniste con tus amigos: después de partir el pan y bendecirlo, lo repartiste entre ellos y les dijiste:

TODOS.- TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL. ÉSTE ES MI CUERPO QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

L. Y lo mismo hiciste con el vino que compartíais. Les dijiste:

TODOS.- TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL. ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS.

HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA

L.- Éste es el sacramento de nuestra fe.

TODOS.- Anunciamos tu reino, proclamamos tu resurrección. Ven Señor Jesús

L.- Y para anunciar tu reino danos coraje para llevar la esperanza a los oprimidos ayudándolos en sus necesidades en lugar de dominarlos y ponerlos a nuestro servicio propio.

L.- Cuando se vive de manera frívola y satisfecha, disfrutando del propio bienestar y olvidando a quienes no saben lo que es vivir, es fácil pensar sólo en esta vida. Puede parecer hasta ridículo alimentar otra esperanza.

TODOS .- Pero cuando se comparte un poco el sufrimiento de las mayorías pobres, las cosas cambian: ¿qué decir de los que mueren sin haber conocido el pan, la salud ni el amor?, ¿qué decir de tantas vidas malogradas o sacrificadas injustamente? No es ridículo alimentar la esperanza en Dios.

P.- Sólo sintiéndonos hermanos de todos los seres humanos con los que hemos de compartir los bienes de la tierra, sin apropiarnos de aquellos que no necesitamos y de los que otros carecen, sólo desde el compromiso de alimentar la esperanza  de los más pobres, podemos decir como nos enseñaste:

PADRE NUE