En la asamblea de abril de 2023 el Grupo Tierra y Sociedad presento la reflexión de este título. Recomendamos asímismo la audición y visualización de la conferencia de Luis González Reyes el día 23 de marzo que lleva por título «Otra forma de vivir es posible» y que podéis encontrar en la sección Multimedia de esta página

Presentación de la reflexión

Desde que comenzamos el trabajo con los grupos temáticos, el nuestro ha venido profundizando en que denominamos “Tierra y Sociedad”.

En esta sesión Juanjo y yo vamos a destacar lo que en este proceso han sido nuestros principales aprendizajes y también desde luego todo el camino que nos queda por recorrer. Los muchos retos que nos quedan por alcanzar.

Yo haré una primera parte exponiendo el proceso que hemos realizado en este curso y medio de trabajo, Juanjo destacará las principales ideas del documento final que os hemos hecho llegar y al acabar os propondremos cómo trabajar esta tarde por grupos.

La primera idea que queremos destacar es que efectivamente tiene mucho sentido analizar conjuntamente los dos temas, tierra y sociedad, ya que son dos caras de la misma realidad. No es posible pensar en qué sociedad queremos sin analizar a la vez que implicaciones tiene ello para la naturaleza, para la tierra, para el planeta. El problema, o el reto si lo queremos ver en positivo, de la sostenibilidad no es únicamente ecológico, en el sentido material, sino sostenible desde el punto de vista de la interdependencia social. Por eso hablamos de ecosocial y prestamos mucha atención a los cuidados. Reflexionar para hacer OTRO MUNDO POSIBLE implica pensar en las dos dimensiones.

Nuestras primeras lecturas se centraron en el tema del consumo ya este tema afecta a muchos de los elementos de la sostenibilidad en su doble vertiente. Cuando hemos tratado los temas siempre hemos intentado seguir la estructura de ver, juzgar y actuar; entender la realidad, pero también intentar transformarla. Por ello, como quizás recordéis, elaboramos (elaboraron más en concreto Blas, Toñi y Maricruz) un cuestionario que compartimos en la Comunidad en el que se nos proponía revisar nuestros hábitos de consumo en la alimentación, en el transporte, en la vivienda, en el ocio, o en dónde tenemos el dinero.

Como creo que todos y todas compartimos en esta Comunidad, entendemos que consumir menos no es vivir peor sino dejar de consumir recursos superfluos que son finitos y no renovables, y contribuir con nuestro consumo a unas relaciones sociales justas.

De hecho, creemos que la Comunidad viene actuando desde siempre en la línea de contribuir a una nueva forma de vivir. En este proceso que estamos compartiendo con todos vosotros Pilar y Andrés hicieron precisamente un documento, que no os hemos mandado para no sobrecargar, pero que retomo porque nos ayudó mucho a centrar la mirada en la pregunta de dónde creíamos que estaba la comunidad a este respecto y cuáles eran  los ejes más relevantes y comunes en los que deberíamos centrarnos. Ellos planteaban que comuneros y comuneras habíamos avanzado en distintos planos y ámbitos.

Primero tomando conciencia, cada vez somos más conscientes de que el mundo sigue ahondando en la desigualdad y la explotación de los recursos de la Tierra, utilizando la mentira y la violencia en todas sus formas. Predominando en las relaciones entre las personas y entre los países el abuso de poder y la insensibilidad. Esta toma de conciencia nos afecta y a veces nos confunde y nos desarma. Por ello necesitamos leer, pensar y contrastar para comprender lo que está sucediendo. Afortunadamente tenemos todavía medios para informarnos y para compartir nuestras inquietudes y preocupaciones, a pesar de la incertidumbre, la dificultad de discernir las falsas noticias y la posverdad.

Pero además actuamos. A nivel global, tratamos de posicionarnos apoyando las políticas que promueven los derechos humanos. Somos sensibles a la construcción de una paz con justicia, al respeto a las minorías, al respeto al medioambiente y, sobre todo, a la solidaridad como valor básico en las relaciones internacionales.

A nivel de nuestro país, apostamos por las políticas que priorizan mejorar la situación de los más débiles (mejorar y universalizar la sanidad y  la educación pública, la promoción a una vivienda asequible y digna para todos, la total igualdad de derechos entre hombre y mujer, el respeto a las minorías en razón de raza, orientación sexual…).

A nivel personal y familiar, tratamos de llevar a la práctica lo que pensamos. Somos privilegiados en este mundo, en nuestro país y en nuestra sociedad y debemos disminuir para que otros puedan crecer. Además sabemos que tenemos todas las necesidades básicas cubiertas. Y seguramente todos pensamos de vez en cuando, ¿Por qué hay gente que le ha tocado vivir en la pobreza, en la soledad y sin derechos fundamentales? Conocemos las estadísticas y cada vez lo tenemos más cerca de nuestra casa. Aunque no solemos verlos. Son invisibles.

No estamos por tanto parados, pero siempre se puede avanzar. Precisamente para alimentarnos de otros que han recorrido ya más camino, organizamos la conferencia de Luis González Reyes que fue muy rica.

Damos por sentado que la mayoría asististeis o habéis podido escucharla después y no es por tanto necesario detenernos demasiado en lo que allí se dijo. Ya lo retomaremos en su caso en el trabajo en grupo. Hay no obstante, algunas ideas que nos gustaría desatacar:

  • Nos parecieron muy interesantes El sistema de indicadores, los criterios, que deberíamos tener en cuenta cuando decidimos los proyectos en los que nos implicamos.
  • Participativos
  • Cómo se gestionan los conflictos
  • Cómo conseguimos autonomía económica
  • Cubrir una variedad de necesidades básicas
  • Repercusión para otros, futuras generaciones, otros países, naturaleza
  • La combinación del plano macro y micro.
  • Tengo que ser capaz de cambiar mi vida porque eso hace cambiar mi mente. Vivo como pienso, pienso como vivo.
  • Proyectos concretos que demuestran que es posible y se pueden plantear como alternativas políticas. No solo te lo digo, te lo enseño
  • La coincidencia del enfoque ecosocial con el mensaje evangélico, que incluso Luis confirmó cuando reconocía que en el ánimo de estos movimientos se podría reconocer una cierta “transcendencia”.
  • Y sobre todo, la fuerza del testimonio de experiencias que de hecho ya están haciendo otra forma de vivir posible.

En el documento que ahora Juanjo os va a exponer, se intenta sintetizar el trabajo realizado y avanzar un poquito más.

Como bien nos ha situado Elena, la reflexión que hemos venido realizando, desde hace años, sobre el tema “Sociedad y Tierra” se resume, en último término, en ver cómo contribuir a hacer otro mundo posible. La primera prioridad que nos plantemos es la lucha contra la pobreza. Una de las primeras cosas que vimos cuando empezamos a trabajar este tema es la relación de pobreza y medio ambiente, de la íntima e indisoluble relación entre Sociedad y Tierra.

Sabemos que el cambio climático va a impactar, de forma brutal sobre los países empobrecidos y que las expectativas son trágicas. Por ejemplo, sólo en América Latina y el Caribe, el cambio climático supondrá un aumento de hasta 300 % en la pobreza extrema para el año 2030. Un organismo nada sospechoso de izquierdismo como el Banco Mundial, calcula que en los próximos 10 años el cambio climático podría sumir en la pobreza a 100 millones más de personas en todo el mundo. Además, las catástrofes naturales provocadas por el cambio climático van a aumentar drásticamente la relación del PIB per cápita entre los países más ricos y los países pobres.

Tomamos conciencia de ello, lo sabemos. Pero también sabemos que el actual sistema socioeconómico se mantiene –precisamente- en base a estas desigualdades y que motu proprio sólo va a realizar pequeños cambios estéticos, lo que se empieza a conocer como el greewashing, el “ecoblanqueo”. Luchar contra el cambio climático y la pobreza implica cambiar el sistema social y político del mundo en que vivimos. Un cambio sistémico en el que se podemos identificar algunos ámbitos de actuación especialmente importantes:

La economía y el trabajo. Una economía alternativa a la actual que permita que los bienes producidos lleguen a todos y todas y que no sea a costa del expolio de las riquezas de los países del Sur.

¿Cómo puede conseguirse esto?, ¿hay que producir menos?, ¿qué se debe dejar de producir?, ¿puede repartirse el trabajo?

La energía. Siendo conscientes de que los combustibles fósiles, especialmente el petróleo ya ha superado su “peak oil”.

¿De dónde saldrá la energía que necesitamos para toda la Humanidad?, ¿cómo hacer que su extracción no sea causa de explotación ni del medio ni del ser que lo habita?, ¿cómo hacemos nosotros para reducir nuestro consumo energético?

El consumo y alimentación que necesitamos para no dañar el medio ambiente, debe ser respetuosa con la tierra y con todos los seres vivos. Debe llegar a todas las personas a fin de erradicar de forma progresiva el hambre en el mundo.

¿Propiciamos el consumo responsable?, ¿consumimos productos de proximidad y ecológicos?, ¿cómo hacer que las clases más desfavorecidas tengan acceso a estos productos que, por lo general, son más caros?

Modelo de territorio y ciudad, donde se prime la convivencia y se potencien los servicios públicos accesibles y próximos. Modelos diferentes como los que nos presentó Luis en su charla (Entrepisos) o el de nuestros compañeros de Trabensol.

¿Pueden estos modelos extenderse?, ¿cómo podríamos contribuir a ello? ¿Cómo podemos conseguir un modelo que respete las singularidades propias de cada uno de sus habitantes y sus diferencias culturales?, ¿cómo hacer posible un país donde todos sintamos los cuidados de nuestros conciudadanos?

Los medios de comunicación masivos que necesitamos para ser personas libres y críticas.

¿Cómo contribuir a acabar con los oligopolios mediáticos controlados por los grandes poderes económicos y financieros? ¿Somos conscientes de qué discursos determinan nuestra percepción del mundo?, ¿somos consumidores pasivos de información o nos informamos también por medios alternativos?

Qué modelo de democracia queremos para que sea verdaderamente participativa y que no se limite a elegir a nuestros representantes en unas elecciones cada 4 años. ¿Participamos activamente en la vida social y política de nuestra Sociedad?

Cambiar las relaciones internacionales. Necesitamos que éstas sean respetuosas con todos los pueblos, con su libre organización social. Debemos fomentar unas relaciones justas entre todos los pueblos que permitan su desarrollo integral para acabar progresivamente con las migraciones forzosas que tantas muertes y sufrimiento causan.

¿Cómo contribuir a un mundo multipolar en el que los países más poderosos no impongan a los demás por la fuerza, la coerción o el bloqueo, sus propios intereses?

Somos conscientes de la magnitud de las preguntas que planteamos y que sobrepasan nuestras capacidades. Como en la canción de Paolo Conte, “los trenes de los deseos van al contrario de la realidad”. Pero también sabemos que algo tan pequeño como el grano de mostaza y la levadura, pueden transformar radicalmente un sistema. Por eso, proponemos cambiar lo “macro” a través de lo “micro”. Como propone José Laguna, “la gran utopía cristiana de otro mundo posible desde las víctimas se configura entretejiendo millones de “pequeñas” utopías que ya están en marcha. La “sociedad en red” es el nuevo sujeto planetario del altermundismo. Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el Mundo (Eduardo Galeano).”

La parábola del buen samaritana marca una clara hoja de ruta, que Ignacio Ellacuría resumió en tres momentos:

  • Hacerse cargo de la realidad, comprenderla, desvelar los supuestos del neoliberalismo (que siempre tiende a invisibilizar a las víctimas) y sus ataduras ¿Damos rodeos ante la presencia del sufrimiento? ¿Nos indignamos y actuamos con compromiso ante un sistema que mata?
  • Cargar con la realidad, compadecerse del sufrimiento que nos rodea, empatizar, conmoverse, estar ligados (ob-ligación) ir más allá de las ayudas meramente asistenciales o incluso las estructurales desencarnadas, respetando los momentos y equilibrios entre lo asistencial y lo estructural.
  • Encargarse de la realidad, actuar en el plano estructural y político cambiando nuestros modos de vida porque otros modos de vida son posibles, entrelazando ambos planos participando en movimientos de resistencia global.

Ya sabemos, tras años de reflexión y vivencias, en qué se debería actuar. Sin embargo, necesitamos también una guía de cómo hacerlo.

Ser coherente con estos tres ejes resulta siempre difícil, pero mucho más en el contexto de bienestar en el que vivimos (“lo realmente difícil es ser cristiano en el primer mundo”).

Hay varias condiciones que pueden ayudarnos a avanzar en este camino:

  • Estar cerca de los pobres; “los pobres nos evangelizan”.
  • Recorrer este camino juntos.
  • Aceptar que, aunque pueda parecer que nuestras actuaciones no consiguen transformar la realidad, tienen una dimensión profética, por pequeña que sea, que puede ayudar a dar esperanza a otros. Aprovechar las grietas del sistema, unirnos para agrietar y sembrar. Cuanto más aprovechemos estas grietas que van surgiendo en el sistema capitalista, patriarcal, colonial, militarista… más posibilidades de debilitarlo y avanzar.
  • Fomentar los relatos compasivos, desde la concepción del Otro como carne de nuestra carne, y sangre de nuestra sangre. Ser compasivo implica preguntarse por los desajustes estructurales, por las causas de las injusticias.

Es urgente que todas estas cuestiones provoquen “seísmos” en nuestro interior, siendo capaces de acercarnos hasta quedar “impuros”, tomando siempre partido por los excluidos. Es decir, “acerca rse” y “complicarse” la vida. Y finalmente, dejarnos interpelar por el mensaje evangélico, ¿queremos realmente cambiar un sistema que, indudablemente, nos beneficia?