Celebración del tiempo de Adviento: Ya es hora de despertarnos del sueño

Primera semana de Adviento (a partir del 1 de Diciembre 2013)

Lecturas: Isaías 2:1-5; Salmo 122; Romanos 13:11-14; Mateo 24:36-44

 Lectura del Salmo 122

Llamado a la reflexión

Una voz: Vengan, subamos al monte del Señor, para que nos enseñe sus caminos y podamos andar por sus senderos.

Todas las voces: ¡Qué alegría sentimos de ir encuentro de Dios!

Una voz: Encendemos la primera vela de la corona de Adviento anunciando que la noche termina y que una nueva aurora está por llegar.

Todas las voces: Ya es hora de despertarnos del sueño y revestirnos de luz porque nuestra salvación está cerca.

Nuestra realidad

La desesperanza está minando nuestros pueblos. Vivimos con desmotivación y desaliento porque creemos que los problemas ya no se resuelven o que nuestra situación ya no puede mejorar. Esto nos ha llevado a un estado de angustia, desesperación y pesimismo; a resignarnos a los sistemas en los cuales vivimos; ya no hay sueños ni ilusiones; no hay posibilidades de imaginar el futuro. Las nuevas generaciones apenas saben de tiempos buenos; la experiencia de sus cortos años ha sido invadida por la injusticia, la violencia, la falta de educación, falta de salud, y la muerte.

¿Qué signos de desesperanza miramos en nuestra sociedad?

Espacio para compartir

La Perspectiva Bíblica

¿Qué dice Dios de nuestra realidad?

 Lectura de Isaías 2:1-5

En medio de una situación similar o peor a la nuestra (siglo VIII a.C.), el profeta Isaías se alza con un grito de esperanza para su pueblo, que sufre las peores desgracias: una monarquía davídica corrompida, amenazas extranjeras de gobiernos imperialistas, desconocimiento de las prácticas justas que Dios pide, un culto corrupto e hipócrita y una ciudad llena de crímenes e injusticias. Ya en el capítulo 1, Isaías hace una descripción donde denuncia la situación que prevalece: “Cuando ustedes levantan las manos para orar, yo aparto mis ojos de ustedes; y aunque hacen muchas oraciones, yo no las escucho. Tienen las manos manchadas de sangre… Tus gobernantes son rebeldes y amigos de bandidos. Todos se dejan comprar con dinero y buscan que les hagan regalos. No hacen justicia al huérfano ni les importan los derechos de la viuda. (1:15 y 23).

Retando toda realidad, el profeta trae buenas noticias: la esperanza de un reinado de paz universal instaurado al final de los tiempos, cuando todas las personas caminaran a la luz de Dios; y donde ningún pueblo volverá a tomar las armas contra otro, porque las armas de guerra se transformarán en instrumentos de trabajo al servicio de la paz. Esta gloriosa visión de la plenitud de los tiempos, que otros profetas volverán a anunciar en el futuro, es una invitación al pueblo a no quedarse en el presente tan desdichado, sino a caminar con esperanza hacia la plenitud de los tiempos y actuar diariamente en consecuencia de esta esperanza.

Lectura de San Mateo 24:36-44

Jesús proclama e instaura el Reinado de Dios visionado por los profetas: “Ya se cumplió el plazo señalado, y el reino de Dios está cerca. Vuélvanse a Dios y acepten con fe sus buenas noticias.” San Marcos 1,14-15.

Jesús nos hace presente el Reinado de Dios. Tal y como lo proclamó Isaías, es una realidad de vida abundante, de salud plena, de justicia, de paz y de solidaridad, especialmente para las personas pobres y necesitadas que sufren la injusticia del sistema actual. Y Jesús fue asesinado precisamente por ese sistema de injusticia; fue asesinado por anunciar la esperanza y la vida plena que Dios quiere para todos y todas; y por denunciar que los sistemas sociales, políticos y religiosos del mundo no son justos, y que solo producen la miseria y el sufrimiento humano.

Gracias a Dios, no todo terminó con la muerte, ¡Jesús resucitó! Y Jesús resucitado se transforma en comunidad y vive presente en la comunidad. Esta es la comunidad de Jesús que asume y anuncia que el Reinado de Dios ya está presente en nuestro medio. Esta es la comunidad que no resiste vivir un presente miserable sino que camina con la esperanza de la llegada de la plenitud de los tiempos. Esta es la comunidad que espera activamente la venida de su Señor y que clama cada día: “Venga tu Reino Señor”.

Hoy, en este primer Domingo de Adviento esta comunidad de Jesús recibe la exhortación a estar vigilantes ante su venida, ¿Cuándo será? – “Nadie sabe el día ni la hora en que ha de venir… manténganse despiertos” – dice Jesús.

Como comunidad de Jesús no podemos dormirnos y cerrar nuestros ojos a la difícil realidad. – “Ya es hora de despertarnos del sueño. La noche está muy avanzada y se acerca el día” – nos dice San Pablo. Este es un llamado a despertar del sueño de desesperanza en el cual nos sume nuestra realidad. La noche que vivimos debe ser iluminada con la esperanza del gran día; y aunque hay temores, angustia, desesperación, ¡vigilemos activamente!

Hoy nos declaramos con esperanza; hoy nos resistimos a este presente injusto; hoy caminamos en el camino de Dios que nos conduce hacia un final de justicia, luz y paz.

Preguntas para profundizar en la reflexión

Siendo la comunidad de Jesús,

 ¿Cómo crear y renovar la esperanza en tiempos de desesperanza?

 ¿Qué signos de esperanza podemos mostrar a las demás personas?

 ¿De qué maneras nos mantenemos en una espera activa?

Acciones para esta semana

 En esta primera semana de Adviento, participemos activamente en nuestras comunidades de fe; compartamos nuestras esperanzas y sueños en comunidad.

 Practiquemos la solidaridad y sororidad como signo del reinado de Dios ya presente en nuestro medio. Visitemos a una persona o familia, llevemos palabras, acciones y signos de esperanza.

 Démosle alas a nuestra creatividad: escribamos un poema, pintemos un cuadro, escribamos una canción… o hagamos algo con nuestras manos que refleje nuestra esperanza y alegría por el futuro. Compartamos lo hecho en nuestra comunidad y pensemos en acciones concretas que encarnen nuestra esperanza.

Oración final y despedida

Una voz: Amantísimo Dios, gracias por renovar nuestra esperanza en este nuevo Adviento. Gracias por unirnos en comunidad, en la comunidad del Resucitado.

Todas las voces: Ayúdanos a despertarnos de todo sueño de desesperanza y revístenos de la luz de la nueva aurora.

Una voz: ¡Ven, ven Jesús no tardes!

Todas las voces: ¡Ven, ven que te esperamos!

¡PREPAREN EL CAMINO DEL SEÑOR!

 

Segunda semana de Adviento (a partir del 8 de Diciembre)

Salmo 72:1-7, 18-19; Isaías 11: 1-10; Romanos 15: 4-13; San Mateo 3:1-12

Lectura del Salmo 72:1-7

Llamado a la Reflexión Una Voz: O Dios, Tú haces justicia con los afligidos del pueblo; tú eres fuente de paz en el caminar de la vida, y por eso te agradecemos. Todas las Voces: Vemos las maravillas que haces, venimos a celebrarte y agradecerte. Una Voz: Encendemos la segunda vela de la corona de Adviento que iluminará nuestro camino para ir al encuentro de Jesús. Todas las Voces: Vamos a tu encuentro oh Jesús, tu luz de esperanza nos ilumina.

Nuestra Realidad

Lamentamos que Guatemala tiene una de las tasas más altas en el mundo de distribución desigual de riqueza; casi 50% de las niñas y niños en Guatemala sufren desnutrición; el gobierno de Guatemala invierte un porcentaje menor de sus gastos públicos en educación que cualquier otro país en Latinoamérica; mientras que la influencia del capitalismo y consumismo nos lleva hacia el cambio climático y a la destrucción ambiental. Especialmente lamentamos y nos da tristeza que estos son problemas estructurales, no fáciles de cambiar y presentes en todos nuestros pueblos.

El Salmista exclama: “Concede, oh Dios, al rey, tu propia justicia y rectitud… ¡Que haga justicia el rey a los pobres!” (72:1-2) ¿Quiénes tienen hoy el poder para hacer o negar justicia? Son los presidentes de las naciones, los diputados, los funcionarios públicos, los dueños de fincas e industrias, las personas que trabajan en ONGs, las madres y padres; en fin, cada una de nosotras y nosotros tenemos poder en alguna medida para hacer o negar justicia a otras personas.

¡Que haga justicia el rey a los pobres! ¡Que salve a los hijos e hijas de los necesitados….!

¿Cómo nos imaginamos un mundo donde todo, todos y todas gozan de la justicia y la paz?

Tiempo para compartir

La perspectiva bíblica

¿Qué dice Dios de nuestra realidad?

 Lectura del Antiguo Testamento: Isaías 11:1-10

Isaías fue testigo de situaciones difíciles en su tiempo y seguramente estuvo tentado por la desesperación; sin embargo, recibió la luz de Dios y se atrevió a imaginar y a proclamar un nuevo mundo de justicia y paz. Allí el Rey justo juzgará con rectitud; no se dejará sobornar por la voracidad de los corruptos; no venderá a los inocentes en los tribunales; sino que defenderá a las personas pobres e indefensas. De la descendencia de Isaí – dice el profeta – saldrá un Rey justo, quien “No juzgará por las apariencias, ni se guiará por los rumores, pues su alegría será obedecer a Dios. Defenderá a los pobres y hará justicia a los indefensos… Siempre hará triunfar la justicia y la verdad” (11:3-5)

Luego Isaías nos transmite una de las más bellas imágenes que tenemos en la Biblia para imaginarnos un mundo donde reina la justicia y la paz de Dios: “Entonces el lobo y el cordero vivirán en paz, el tigre y el cabrito descansarán juntos, el becerro y el león crecerán uno al lado del otro… La vaca y la osa serán amigas, y sus crías descansarán juntas. El león comerá pasto, como el buey. El niño podrá jugar en el hoyo de la cobra… En todo mi monte santo no habrá quien haga ningún daño…” (11:6-9).

Esto parece inimaginable, fuera del orden y poco realista. ¡Las imágenes y metáforas que el profeta Isaías nos provee para imaginar el Reinado de Dios, son formas de vida totalmente distintas a nuestra realidad actual! Hoy, algunas formas de ser y actuar están tan arraigadas en nuestras sociedades, que es difícil imaginar una forma más sana y justa de convivir con otras personas y con toda la creación. Sin embargo, en el Reinado de Dios, la realidad será otra, porque la tierra estará llena del conocimiento del Señor; y estará tan llena de justicia y la presencia de Dios, como si fuera el aire que respiramos.

Lectura del Evangelio: San Mateo 3:1-12

La voz de Juan el Bautista tronó en el desierto de Judea: – “¡Vuélvanse a Dios, porque el reino de los cielos está cerca… Preparen el camino del Señor; ábranle un camino recto!” – (Mateo 3:1-3).

Juan el Bautista exhorta a preparar el camino para recibir a Jesús, el enviado de Dios. Juan exhorta a la gente a reconocer sus prácticas injustas y a bautizarse en señal de arrepentimiento. Este arrepentimiento requiere de signos claros que muestren que las personas han cambiado su forma injusta de vivir; y no prácticas hipócritas como las de los fariseos y saduceos que acudían a bautizarse pero no tenían un cambio de vida. – “Pórtense de tal modo que se vea claramente que se han vuelto al Señor” – les gritaba Juan el Bautista.

El nuevo mundo, las bellas imágenes presentadas por Isaías, se inauguraron con la venida de Jesús, el Mesías. Algunas personas entendieron los signos de los tiempos y entraron al Reinado de Dios, cambiaron sus prácticas injustas, y juntamente con Jesús empezaron a recrear la visión de Isaías: un mundo de justicia y de paz para las personas y toda la creación.

En este nuevo Adviento el grito de Juan el Bautista se sigue oyendo en nuestras comunidades: “El Reinado de Dios está cerca”. Entremos entonces, y con signos concretos mostremos claramente que nuestro sueño y nuestra esperanza del Reinado de Dios es una realidad.

Preguntas para profundizar en la reflexión

 ¿Qué prácticas y normas en nuestra sociedad nos impiden la recreación del Reinado de Dios? ¿Cómo puedo yo desafiar estas prácticas y normas?

 ¿Qué formas de convivencia podemos tener en la actualidad para recrear la visión que nos presenta Isaías?

Acciones para esta semana

 Pensemos en cosas o situaciones que no nos traen vida, a las personas o la creación. ¿Hay formas de decir NO a esas situaciones?

 Pensemos también en cosas o situaciones que sí nos traen vida. ¿Cómo podemos darle más tiempo a estas situaciones?

Oración final y despedida

Una voz: Bendito Dios, gracias por permitirnos recrear en comunidad la esperanza del mundo futuro.

Todas las voces: Que cada día recreemos tu Reinado de tal manera que toda la tierra sea llena de tu gloria.

Una voz: ¡Que Dios, que da esperanza, llene nuestro camino de alegría y paz!

Todas las voces: Tenemos alegría porque vamos caminando al encuentro de Jesús.

10

¡EL DESIERTO FLOCERERÁ!

Tercera semana de Adviento (A partir del 15 de Diciembre)

Isaías 35:1-10; Salmos 146:5-10; Santiago 5:7-10; Mateo 11:2-11

Lectura del Salmo 146:5-10

Llamado a la Reflexión

Una voz: Que se alegre el desierto, tierra seca; que se llene de alegría, que florezca, que produzca flores como el lirio, que se llene de gozo y alegría. ¡Ánimo, no tengan miedo! ¡Aquí está su Dios para salvarles!

Todas las voces: ¡Te alabamos Dios por llenarnos de esperanza y alegría!

Una voz: Encendemos la tercera vela de la corona de Adviento anunciado y regocijándonos en tus promesas ¡oh Dios!

Todas las voces: Aumenta oh Dios nuestra esperanza para no desistir del esfuerzo de crear contigo un mundo justo donde todos y todas vivamos el gozo pleno de tu presencia.

Nuestra Realidad

– ¿Dios dónde estás? ¿Es que acaso no te has dado cuenta? ¿No piensas hacer nada? – estas son algunas de las preguntas más comunes que dirigimos a Dios desde lo más profundo de nuestro corazón en aquellos días en que pareciera que la violencia ha abrazado a cada una de nuestras familias; cuando los números indican que la muerte anda suelta y sonriendo por nuestras calles; cuando el periódico nos dice que amanecimos con menos medicinas en los hospitales, pero que hay miles de armas nuevas para el ejército y la policía; o cuando al anochecer el noticiero favorito nos cuenta que en nombre de la paz se inauguró una nueva guerra.

– ¿Qué es lo que esperas? – preguntamos a Dios con los ojos fijos en el cielo.

Espacio para compartir

La perspectiva bíblica

¿Qué dice Dios de nuestra realidad?

Lectura Isaías 35:1-10

Jerusalén al igual que Samaria ha sido destruida por los ejércitos enemigos, estos han profanado el templo y lo han convertido en polvo. Los habitantes de la ciudad con la fuerza necesaria para trabajar, han sido llevados como esclavos a Babilonia donde les esperan maltrato y duros trabajos. Parece que no hay esperanza. Sin embargo, Dios llena la desesperanza de su pueblo con el anuncio del futuro glorioso: habrá libertad, habrá redención, en el desierto se abrirá un camino por donde volverán los libertados con cantos de alegría. En esta manifestación de Dios, las personas menos importantes a los ojos humanos, como las personas débiles, cansadas ciegas, sordas, lisiadas y mudas, serán las primeros en participar en el gozo y la alegría que trae Dios su libertador.

– ¡Ánimo, no tengan miedo, aquí está su Dios para salvarlos! – anuncia alegremente el profeta. En medio de la aflicción o la tristeza, Dios traerá salud y salvación a su pueblo. ¡No hay que desesperar… el desierto florecerá!

Lectura del Evangelio: San Mateo 11:2-11

Herodes había puesto a Juan el Bautista en una celda porque el profeta había cuestionado públicamente la moralidad de su matrimonio con Herodías (San Mateo 14:1-12). En esos días de opresión tanto Juan como muchos otros judíos esperaban al Mesías que traería juicio y castigo terrible sobre los que pecaban en contra del pueblo de Dios.

Sin embargo Jesús no responde a ese perfil de libertador que los judíos esperaban. Jesús no dice nada en contra de Herodes, no abre la cárcel para que Juan recupere su libertad.

Esto provoca la duda en Juan, quien finalmente envía algunos de sus seguidores

a preguntarle a Jesús si él era de veras el que había de venir, o si debían esperar a otro.

Jesús lleva a los enviados de Juan para que vean de primera mano lo que está aconteciendo en medio del pueblo: la promesa de Dios se está cumpliendo; los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de su enfermedad, los sordos oyen, los muertos vuelven a la vida y a los pobres se les anuncia la buena noticia. La respuesta de Jesús es una invitación a Juan, a sus seguidores, y a todo el pueblo a vivir el glorioso momento de restauración y renacimiento que Isaías había anunciado mucho tiempo atrás.

Hoy, cuando vemos tanta frustración, duda, desesperanza y miedo en el mundo, es tiempo de actualizar el anuncio glorioso de Isaías; es tiempo de recordar que Jesús ya ha inaugurado este tiempo glorioso; que ha traído esperanza a su pueblo; y que nos acompaña mientras esperamos activamente su venida y nuestra liberación final.

El Apóstol Santiago también nos llama a caminar con paciencia y firmeza hasta la venida del Señor. El apóstol invita a observar la obra de la lluvia en el campo. Para la familia campesina cada gota de lluvia es importante, cada gota contribuye al milagro; saben confiar en aquello que no comprenden, en lo que ocurre en secreto bajo la tierra; saben confiar en aquello que sus ojos no logran ver y espera con paciencia y alegría el día de la cosecha. El glorioso día está por llegar, la semilla ha sido plantada, las plantas están creciendo y floreciendo, inclusive en la en la tierra seca, y muy pronto veremos la cosecha.

Nos encaminamos a la celebración de la Navidad y debemos hacerlo con el corazón lleno de gozo. Que esta semana sea una semana de preparación para celebrar la manifestación de Dios al mundo en su Hijo Jesús. Esta es la salvación que debemos anunciar en nuestros pueblos, mientras recreamos y celebramos alegremente que Dios está en medio de su pueblo, que ha hecho brotar el agua a torrentes porque ¡El desierto florecerá!

Preguntas para profundizar

 Detengamos un momento y observemos la figura de Isaías y de Juan el Bautista. ¿En que nos parecemos a estos profetas?

 Ahora meditemos un poco en la respuesta de Jesús a los mensajeros de Juan el Bautista. ¿Qué signos del Reinado de Dios podemos observar en nuestro propio contexto?

Acciones para esta semana

 ¿Conoces a alguna persona triste, deprimida o desesperanzada? Busca la mejor manera para acercarte a esa persona y compartir con ella la buena noticia de que ¡Dios está cercano!

 Tomate el tiempo esta semana para aprender más sobre algún grupo, iglesia o institución que a través de su trabajo lucha por la justicia y siembra esperanza en los corazones. ¿Cómo puedes tú involucrarte?

Oración final y despedida

Una voz: Los que el Señor ha redimido; entrarán en Sión con cantos de alegría, y siempre vivirán alegres. Hallarán felicidad y dicha, y desaparecerán el llanto y el dolor.

Todas las voces: Recibimos y creemos tus promesas oh Dios. Permite que nuestra comunidad anuncie con palabras y acciones ese nuevo futuro.

Una voz: Tengan paciencia y manténganse firmes, porque muy pronto volverá el Señor.

Todas las voces: Aguardamos con gozo y esperanza tu llegada oh Jesús.

DIOS ESTÀ EN MEDIO DE SU PUEBLO

Cuarta Semana de Adviento (a partir del 22 de Diciembre)

Salmo 80:1-7, 17-19; Isaías 7:10-16; Romanos 1:1-7; Mateo 1:18-25

Lectura del Salmo 80

Llamado a la reflexión

Una voz: ¡Dios y Pastor nuestro, hazte presente y muestra tu poder, ven a salvarnos!

Todas las voces: ¡Oh ven, oh ven Emanuel, rescata ya a tu pueblo que llora en su desolación y espera su liberación!

Una Voz: Encendemos la vela del cuarto Domingo de Adviento y anunciamos la llegada de Emmanuel, ¡Dios está con nosotras y nosotros!

Todas las Voces: ¡Oh, ven tú, alba de la luz! Y con tu adviento gozo da; alumbra lo que oscuro es, y ahuyenta toda la maldad.

Nuestra realidad

Cuando el sufrimiento es mucho, se nos hace difícil sentir la compañía de Dios. El dolor y la desesperación pueden cerrar nuestros sentidos, de tal manera que no percibimos su dulce compañía.

– ¿Ha abandonado Dios a su pueblo? ¿Dónde está Dios en medio de nuestro dolor? – son preguntas que se levantan en nuestros pueblos.

La gente de nuestros pueblos tiene sueños mesiánicos, claman por un libertador, y esperan que se manifieste de forma ostentosa y dramática. Sin embargo, ya nuestros pueblos han tenido suficientes mesías que nos han dejado con los sueños y esperanzas rotas.

El cumplimiento de todo sueño mesiánico está presente en el Emmanuel, “Dios con nosotros”. Emmanuel no es una figura caudillista y pasajera, es la presencia solidaria y sororaria de Dios en medio de nuestro dolor y sufrimiento. Emmanuel es la esperanza y fuerza que nos motiva a caminar hacia un futuro diferente.

¿Cómo se manifiesta Dios a su pueblo hoy?

¿Cuáles son los signos que nos muestran que Dios está en medio de su pueblo?

Espacio para compartir

La perspectiva bíblica

¿Qué dice Dios de nuestra situación?

 Lectura de Isaías 7:10-16

“Pues el Señor mismo les va a dar una señal: La joven está encinta y va a tener un hijo, al que pondrá por nombre Emanuel”. Isaías 7:14

Esta profecía de Isaías se ubica en un contexto de fuertes amenazas de guerra; Asiria, Siria y el reino del Norte han formado una coalición contra el pueblo de Judá. El rey Acaz desesperado busca alianzas humanas; mientras que el profeta le advierte que solamente Yahveh puede garantizar su seguridad.

A pesar de la falta de fe de Acaz, Dios envía a su pueblo una señal de salvación a través de la promesa de una vida que se está gestando, su nombre es Emmanuel y mostrará la presencia de Dios en medio de su pueblo. En el Antiguo Testamento el nombre de Emmanuel se utilizaba para identificar a personajes que cumplirían una misión a favor del pueblo, capaces de encarnarse en sus luchas y esperanzas como signo del acompañamiento tangible de Dios, especialmente a las personas que sufrían de opresión y de injusticia. Dios en muchos momentos de la historia ha manifestado su presencia en las acciones solidarias de muchas mujeres y hombres.

Lectura del Evangelio: Mateo 1:18-25

Quienes hemos tenido la oportunidad de ser partícipes o estar cerca del proceso de gestación y nacimiento de un nuevo ser, hemos experimentado la esperanza y la alegría que convergen en estos acontecimientos. Desafortunadamente, no siempre es así, pues muchos embarazos y nacimientos de bebés se dan en condiciones de abierta contradicción. Esta contradicción no fue ajena al nacimiento del niño Jesús, nuestro Salvador; pues la acción del Dios con nosotros pasó necesariamente por un proceso de la contradicción que, dejando por un lado categorías moralistas, optó por el compromiso ético de solidaridad para lograr la vida digna de quienes son sujetos de rechazo, e hizo presente al Emmanuel en medio del pueblo.

María y José respondieron al llamado de Dios para la misión de amar y criar a un niño concebido en condiciones irregulares e inesperadas. Su aceptación manifiesta la capacidad salvadora del ser humano dispuesto a responder a favor de la vida aún en situaciones contradictorias, así como su capacidad de abrir nuevas rutas y afirmar la presencia del Emmanuel, Dios con nosotros.

La lectura pone en relieve que José meditó su respuesta en el silencio, desde el sueño, en el recogimiento y en la interioridad. Esta actitud puede significar una invitación a nuestra propia interiorización del llamado que Dios que nos está haciendo al compromiso concreto y coherente frente al proyecto del Reinado de Dios el mundo y la sociedad llena de injusticia que nos toca vivir. Así en este cuarto domingo de Adviento que antecede la conmemoración del nacimiento de Jesús y la encarnación de Dios en nuestra historia, también puede ser un llamado a que en estos días de excesiva comercialización, de consumismo y vacaciones, nos detengamos a escuchar y decidamos hacer presente al Dios con nosotros, al Dios con nosotras, en nuestra vida y en nuestro entorno.

Preguntas para profundizar en la reflexión

 ¿Cuáles son las contradicciones que enfrentamos hoy para recibir a Emmanuel en nuestro medio?

 ¿Cómo nos impide la navidad comercial hacer presente a Emmanuel en nuestro medio?

 ¿Qué capacidades tenemos para proclamar a Emmanuel en nuestro medio?

Acciones para esta semana

 Haga una visita a una persona o familia que viven en desesperanza; lléveles un gesto, un detalle, etc., lléveles el mensaje de Emmanuel.

 Apartémonos a un lugar tranquilo, caminemos, meditemos en este tiempo de tanto movimiento y reflexionemos sobre la opción que tomaron María y José. ¿Estamos frente a una disyuntiva en la cual debamos tomar una decisión? ¿Será una decisión por la vida?

Oración final y despedida

Una Voz: Gracias Dios porque nos permites reunirnos y confortarnos en tu presencia; gracias porque recibimos la dulce presencia de Emmanuel.

Todas las voces: Dios está con nosotras y nosotros, podemos sentir su presencia que nos regenera, nos fortalece y nos envía al mundo con palabras de esperanza.

Una Voz: Gracias Dios porque nos iluminas para optar por la vida y la esperanza. Gracias porque derramas tu gracia y tu paz en nuestras vidas.

Todas las voces: Tú nos has visto con buenos ojos y estamos a salvo. Amen.