Celebración del Perdón 6 de abril de 2020
En nuestra Comunidad, previa a la Semana Santa solemos tener una celebración penitencial o del perdón.
Este año 2020, con el estado de alarma provocado por el coronavirus y el confinamiento necesario para combatirlo, la celebración no fue presencial.
La reflexión la tendemos en torno a la escucha de las dos suites del poema sinfónico Peer Gynt que Edward Grieg, compuso como música incidental sobre un poema de Ibsen.
El tema de la composición, que más abajo resumimos, puede servirnos como reflexión y nos puede recordar la parábola del “hijo pródigo”, muy adecuada para una reflexión penitencial para iniciar esta semana.
Introducción a la historia de Peer Gynt
Aunque de forma figurada y muy libre, esta obra nos puede servir también como soporte a la entrada a la Semana Santa. Ya que no podremos tener juntos la celebración del perdón, os la proponemos, a la par que como placer auditivo, como guía de reflexión semejante a la que tenemos en nuestras celebraciones y para recorrer juntos el camino de la toma de conciencia ante nuestras faltas hasta la redención final en el amor.
Peer Gynt es un pícaro descarado, un don juan, un egoísta cuya máxima aspiración es ser rico y poderoso, pero que también tiene inquietudes artísticas; sin embargo, sus vecinos se quejan constantemente de su mal comportamiento. Su madre, Ase, va de cabeza por él y sufre frecuentes disgustos aunque él siente en el fondo gran amor por ella. Al acudir a una boda, Peer conoce a Solveig, una hermosa joven que en principio, aunque atraída por él, no acaba de aceptarlo, lo que produce el enfado de Peer. Pero, donjuán como es, acaba secuestrando a la novia, Ingrid -que estaba dubitativa frente a la idea del enlace- y, tras seducirla, la abandona en unas montañas. Después Peer seduce a la hija del Rey de la Montaña y entonces los troles (seres peligrosos y sanguinarios) le obligan a casarse con ella. A pesar de que la idea de heredar el reino le convence en un primer momento, Peer decide escapar. Aunque es capturado, consigue huir y despierta en los brazos de la joven Solveig, quien sí estaba enamorada de él y ha huido al bosque para vivir con él. Peer es desterrado debido al secuestro de Ingrid, que reaparece en escena con el hijo de ambos, un ser monstruoso.
Para evitar todos estos problemas, y tras la muerte de su madre, Peer decide marchar a África, donde se convierte en tratante de esclavos y hace una pequeña fortuna. Tomado por profeta, un jeque lo acoge en su séquito, pero él secuestra a su hija Anitra, quien lo embelesa, se queda con sus riquezas y escapa dejándolo a su suerte en el desierto. Peer pasa aventuras, se enriquece y pierde su fortuna algunas veces y al final decide volver a su país. Cuando vuelve, una tormenta hunde su barco, las corrientes lo alejan y su regreso se demora aún más. Después de pasar 20 años vagando, inducido por el personaje de la Sombra, regresa y encuentra la redención en los brazos de su amada, quien lo mece en su regazo mientras le canta una hermosa melodía.
Pinchando en el título de cada fragmento musical se escucha la música y se puede leer el texto que lo acompaña
Nos introducimos en la celebración con recogimiento.
Música del amanecer por excelencia, un solo de flauta expone el conocido tema que evoca la aurora, que poco después toma el oboe iniciándose un diálogo entre ambos, hasta que la cuerda ataca el tema con grandiosidad (la imagen majestuosa del sol emergiendo en el horizonte) y lo desarrolla por completo. Finalmente, la trompa lo repite una vez más, con suavidad, iniciándose un lento declive que concluye con el desvanecimiento de las notas en el aire.
En la obra literaria la acción se sitúa en el Norte de África, donde Peer Gynt se ha asentado tras la muerte de su madre pero, ciertamente, esta música de Grieg no puede sonar más a escandinavo.
Podemos dedicar nuestro recuerdo a los que no están ahora con nosotros tras habernos acompañado en nuestro camino y nos esperan en el Padre. Los tenemos presentes.
Fallece Ase, la cariñosa madre del protagonista, que siempre le ha reprochado sus “travesuras”. Grieg escribió un número de un gran dramatismo, confiado por entero a la cuerda con sordina. A pesar de lo desgarrador de la pieza, también transmite una enorme serenidad que se explica por el contenido de la escena que la inspiró: en ella Peer mantiene con su madre moribunda un extravagante diálogo en el que no le transmite tristeza son que la convence del buen recibimiento que tendrá en el cielo; mientras, la madre se muestra preocupada por las locuras que pueda cometer su hijo cuando ella ya no esté.
Nos puede simbolizar en nuestra celebración todas aquellas veces que cedemos a nuestro placer, a nuestro bienestar, en lugar de pensar en las necesidades de los demás. En resumen, las veces que fallamos.
Tras el recibimiento triunfal que un grupo de devotas muchachas árabes dispensan al fingido profeta Peer Gynt, la joven Anitra, a la que éste planea raptar, baila para él en la tienda de un jeque esta danza grácil y tranquila, dominada por el pizzicato de los violines y el triángulo. Seduce a Peer, que acaba entregándole entrega sus riquezas. El mismo acorde suave inicial, quizá evocador de una racha de viento en el desierto, es el que pone el punto final a la danza.
4. En la cueva del Rey de la Montaña
A veces, cuando alguno de nuestros actos ante los demás es egoísta o injusto aun por omisión, no siempre nos enfrentamos a repararlo y tenemos la tentación de huir, de olvidarlo, de no sentirnos responsables.
Peer Gynt se ha adentrado en los dominios del Rey de la Montaña para seducir a la hija del rey y conseguido su propósito. Pero quiere huir. La música comienza evocando la oscuridad de la cueva y el paso ligero, de puntillas, de Peer Gynt tratando de salir de ella. El fagot, el violonchelo y el contrabajo suenan de forma casi imperceptible, de forma pesante, recreando esos pasos. Al poco se le unen el oboe y los violines en pizzicato, pero entonces la música comienza a acelerar, se van uniendo cada vez más instrumentos y un crescendo nos va a llevar a un tutti estruendoso. Son los trolls que, furiosos, surgen como de repente y lo persiguen: “Ha osado mancillar la cueva del rey de las montañas ¡Matadlo!”. La pieza concluye con el toque contundente de las percusiones: han atrapado a Peer Gynt.
Podemos reflexionar si hemos actuado a veces con cierto menosprecio de las necesidades de otras personas, sobre todo muy desfavorecidas, incluso si a veces no nos hemos puesto francamente a su servicio, causando o siendo parte de su decepción o hasta de su desesperación ante las dificultades de la vida.
Esta página en realidad correspondería al comienzo de la obra. Peer Gynt, al cual consideran en su aldea de la piel de Barrabás, acude a una boda donde conoce a Solveig, de la que queda prendado. Sin embargo, ésta se escandaliza de su forma de ser y lo rehuye, aunque está enamorada, provocando en el joven una furia ciega que lo llevará a secuestrar a la novia de la boda, Ingrid colmándola de promesas. Pero tras seducirla la abandona y se lanza a buscar nuevas aventuras. Este pasaje recrea la desesperación de Ingrid al verse sola y traicionada. Los violentos acordes en allegro furioso del principio, dominados por la percusión, nos muestran su furia y dan paso a un andante de gran tristeza (la tristeza de Ingrid seducida y abandonada) aun sin llegar a los extremos de la Muerte de Ase. Este andante de la resignación de la novia despechada se extingue y aparece de nuevo su rabia y desesperación por tener que volver a la aldea a afrontar su vergüenza: el agresivo pasaje del principio se repite.
Más de una vez hemos podido sentir algo de orgullo o vanidad en nuestras relaciones con los demás. Quizá no tanto así dicho pero quizá sí un sentimiento de superioridad, de no ser como otros “inferiores”, como el fariseo de la parábola
Junto con la de El cascanueces ésta es la danza árabe más popular de la música, aunque en ambos casos es evidente que ni Grieg ni Tchaikovski estaban muy familiarizados con ese folklore. Responde a la obsesión por el exotismo que vivió Europa en la segunda mitad del siglo XIX y que se reflejó en varios de sus más destacados compositores.
Grieg propone una pieza vivaz en la que la percusión juega un importante papel de principio a fin. En el original era el coro de huríes, lideradas por Anitra, que toman a Peer Gynt por un profeta. Su cántico ensalzaba las loas de este “profeta” y arrojaban pétalos de flor ante su mirada displicente y orgullosa.
Volver a nuestro origen, a vivir como nuestra creencia nos obliga, a veces es un camino difícil, erizado de dificultades. Pero tenemos que vencerlas con fe y con trabajo para acercarnos a la meta.
Peer Gynt, de nuevo rico, decide volver a Noruega para hacer ostentación de cuanto ha ganado, pero una tormenta hace naufragar su barco cerca de las costas de su país, y pierde así toda su fortuna. Aferrado a los restos del navío, la corriente lo llevará muy lejos de su hogar y se retrasa varios años más su regreso. Estamos ante una tormenta con rachas de viento que poco a poco van amainando con acentos sombríos de la cuerda grave, la percusión y las trompas que imitan las embestidas de las olas que destrozan el barco. Finalmente, la tormenta se calma. Y Peer queda abatido y confuso. (En la obra de teatro al lamento de Peer Gynt a la deriva le sucedía la canción de Solveig, un bellísimo efecto de calma tras la tormenta, que anticipa la redención final cuyo texto tenéis al final. Grieg modifica la historia pero mantiene la idea en esta suite, colocando inmediatamente después la canción).
Finalmente la redención de Peer es el amor de Solveig. Tras haber sido conscientes de nuestras faltas, de nuestros errores y haber trabajado para volver a la senda del Reino, aun con sus dificultades, al final podemos encontrar el perdón y la redención en el amor.
Solveig es, junto a Ase, el otro personaje femenino positivo de la obra. Las otras mujeres, como la ingenua e infiel Ingrid, Anitra, o la hija del rey de las montañas, son meras caricaturas a las que el protagonista seduce con facilidad. Sin embargo, la bella y sencilla Solveig logra conquistarlo con su dulzura y será ella quien lo espere durante veinte años, mientras él regresa. Tras los veinte años vagando, Peer se encuentra con la Sombra, un personaje que, siempre ha estado presente en su vida. La Sombra le muestra que su felicidad se encuentra al lado de su enamorada, Solveig. En la escena final, Peer regresa y encuentra la redención en los brazos de su amada, quien lo mece en su regazo mientras le canta una hermosa melodía (en la versión final Grieg sustituye la voz por los violines). Esta vez el final es dulce y pianísimo a diferencia de la Novena del otro día: es una reflexión para Semana Santa ¿no os recuerda al “hijo pródigo”
Canción de Solveig (en la obra literaria):
- Puede pasar el invierno y desaparecer la primavera,
- desaparecer la primavera;
- el verano también se irá y después el año entero.
- Pero lo que se seguro es que volverás de nuevo,
- volverás otra vez
- y que, como prometí entonces, me encontrarás esperándote,
- me encontrarás esperándote.
- Que Dios te ayude cuando deambules por tu camino a solas,
- por tu camino a solas.
- Que Dios te garantice su fuerza mientras te arrodillas ante su trono,
- mientras te arrodillas ante su trono
- si estas ahora en el cielo esperándome,
- esperándome en el cielo.
- Y podremos encontrarnos de nuevo y no separarnos jamás.
- Y no separarnos jamás
Por último y entrando en el Domingo de Ramos os invitamos a escuchar el Hossana