Celebración con APROMAR 2 de Noviembre de 2020
Saludo y acogida
Buenos días. Damos la bienvenida a quienes nos acompañan esta mañana.
Hoy, celebramos con APROMAR. Participan en esta celebración eucarística varias de las personas, que colaboran y trabajan para esta Asociación, a las que agradecemos su presencia y acogemos fraternalmente.
Como todos sabemos, APROMAR es la organización que ejecuta el proyecto “Y después de la cárcel ¿qué?”, con el que colabora nuestra Comunidad desde hace años. Este proyecto, recordamos, se centra en el acogimiento y la atención de presos y ex-presos para ayudarles a reconstruir sus vidas.
En nuestra reflexión esta mañana nos planteamos: ¿es posible hacer justicia en un mundo injusto? ¿Cómo? ¿Nuestro comportamiento personal y social es acorde con los valores cristianos? ¿Hasta dónde llega nuestra responsabilidad personal y social?
Nuestro punto de partida ha de ser el conocimiento de la realidad, convencidos de que, una vez constatada la injusticia, no podremos estar de acuerdo con ella.
Queremos reflexionar sobre la JUSTICIA aquí y ahora y también queremos hablar de la COMPASIÓN, entendida ésta como capacidad de ponerse en lugar del otro que sufre. Si al compadecernos del otro sentimos su sufrimiento, esta compasión nos debe conducir a implicarnos personal y socialmente en trabajar por una sociedad más justa.
¿Qué nos dice Jesús sobre cómo actuar? ¿Cuáles son las formas cristianas de actuar en un mundo injusto?
- Petición de perdón
1.1. Nos inquieta el sufrimiento de nuestro prójimo que padece injusticia, hoy agravada por la pandemia del coronavirus, pero no queremos participar de dicho sufrimiento. No hacemos lo suficiente por conocer cuál es realmente la situación de “aquellos” que, pensamos, no son como “nosotros” y no tratamos de acercarnos a ellos sin prejuicios. Por ello, Padre, te pedimos perdón.
1.2. Es verdad que no estamos conformes con lo que tenemos, pero nos resistimos a cuestionarnos qué queremos y, como consecuencia, no nos esforzamos suficiente por cambiar nuestras respuestas a la situación que vivimos. Por ello, Padre, te pedimos perdón.
1.3. Porque no tenemos la experiencia del sufrimiento ajeno, porque no apostamos por la reconstrucción de tantas vidas rotas, porque estamos cómodos con un margen de sufrimiento soportable socialmente, por no aceptar al otro como alguien valioso, diferente. Por ello, Padre, te pedimos perdón.
- Lecturas
2.1. Primera lectura. Presentación del Congreso de Teología, Juanjo Tamayo.
La compasión es principio de humanidad. La persona puede ser definida como ser compasivo. Sin compasión dominan la dureza de corazón y la impiedad. El ser humano compasivo, se siente solidario de la suerte del resto de los seres humanos y de la Naturaleza.
La compasión es la opción y la actitud fundamental de Dios ante el sufrimiento y la opresión y conforma el ser de Jesús, su estilo de vida, su forma de pensar y de vivir a Dios, su manera de entender al ser humano, su modo de creer, de esperar, de amar.
Siguiendo la mejor tradición profética, Jesús contrapone la compasión a los sacrificios: “corazón quiero y no sacrificios” (Mt.12, 9). Este es el mensaje y la práctica de los profetas, para quienes la religión verdadera no consiste en ofrecer sacrificios sino en hacer el bien, establecer el derecho y practicar la justicia.
La compasión es “principio teológico”. Sin dicho principio la teología pasa de largo, inmisericordemente, ante el sufrimiento humano y se torna cómplice de él. Todas las religiones y culturas han tenido y siguen teniendo junto a personas generadoras de sufrimiento a otras personas que ejercieron y ejercen la compasión y trabajaron y trabajan por la justicia. (Confucio, Buda, Jesús, Francisco de Asís, Pedro Casaldáliga y muchos más).
La compasión no puede quedarse en el terreno individual debe contextualizarse en cada momento histórico y responder a las situaciones cambiantes de injusticia y del sufrimiento humano, a los desafíos que plantea la realidad, en nuestro caso: las crisis ecológica, económica, sanitaria y de la inmigración, entre otras.
La compasión tiene carácter público y debe traducirse en el terreno político en la práctica de la Justicia.
Karen Armstrong dice en su libro “Doce pasos hacia una vida compasiva” que no hay compasión: * Sin reconocimiento de la dignidad de los seres humanos. * Sin igualdad y justicia de género. * Sin cuidado de la tierra. * Sin defensa de los derechos humanos, derechos sociales y valores comunitarios. * Sin diálogo interreligioso, intercultural, interétnico. * Sin espiritualidad liberadora. * Sin práctica de la justicia.
2.2. Lectura del Evangelio Introducción: La compasión es la virtud por excelencia proclamada en el Sermón de la Montaña. Felicidad y compasión son inseparables. Una persona es feliz compartiendo y aliviando el dolor de las personas que sufren. Mateo 5, 1-12
Al ver Jesús al gentío subió a la montaña, se sentó y se le acercaron sus discípulos. Él tomó la palabra y se puso a enseñarles así:
- Dichosos los que eligen ser pobres, porque ésos tienen a Dios por Rey.
- Dichosos los que sufren, porque ésos van a recibir el consuelo.
- Dichosos los desposeídos, porque ésos van a heredar la tierra.
- Dichosos los que tienen hambre y sed de esa justicia, porque ésos van a ser saciados.
- Dichosos los que prestan ayuda, porque ésos van a recibir ayuda.
- Dichosos los limpios de corazón, porque ésos van a ver a Dios.
- Dichosos los que trabajan por la paz, porque a ésos Dios los va a llamar hijos suyos.
- Dichosos los que viven perseguidos por su fidelidad, porque ésos tienen a Dios por Rey.
- Dichosos vosotros cuando os insulten, os persigan y os calumnien de cualquier modo por causa mía. Estad alegres y contentos que Dios os va a dar una gran recompensa; porque lo mismo persiguieron a los profetas que os han precedido.
- Reflexión Comunitaria.
La celebración de hoy está centrada en el tema de la JUSTICIA y la COMPASIÓN (la capacidad de ponerse en el lugar del que sufre).
¿Cómo percibe la sociedad los valores de justicia y compasión?
¿Cómo encarnamos hoy las bienaventuranzas? (Nuestro cristianismo no es solo para “pensarlo”, es ponerlo en práctica).
¿Hasta qué punto nuestro comportamiento personal y social es acorde con los valores cristianos?
4 Ofertorio
4.1 Ponemos sobre esta Mesa el esfuerzo y dedicación de todas las personas que trabajan por la Paz y la Justicia.
4.2 Nosotros en nuestra lucha, también tropezamos con los Molinos de Viento en forma de Organismos Oficiales tales: como Instituciones Penitenciarias, Centros Penitenciarios, etc., No excluimos asimismo nuestra propia población con la que trabajamos.
Pero al igual que el Quijote del cuento convertimos los Molinos en Dragones y vencemos en nuestra lucha contra ellos.
4.3. Te ofrecemos, Señor, la vida de Basilio. No podemos pasar por alto el hecho luctuoso que en el presente ejercicio hemos sufrido en la persona de Basilio que durante años ha compartido su trabajo de Educador con el de voluntario.
Basilio que vino en su día de la población que nos ocupa jamás escatimó esfuerzo alguno en su doble cometido de trabajador y voluntario. Tanto eficaz como sentimentalmente la ausencia de Basilio permanecerá siempre en nuestro recuerdo como un ejemplo de entrega y eficacia.
4.4. Ofrecemos también todas las aportaciones económicas cuyo destino es apoyar las distintas colaboraciones solidarias comprometidas por nuestra comunidad.
4.5. Pan y vino. Compartir este pan y este vino con quienes hoy nos acompañan debe ser símbolo de que tenemos que hacerlo también con aquellos que más lo necesitan.
- Anáfora.
1.- Hoy Señor, en tu presencia y con el aliento y el espíritu de una puesta en común, nos acercamos de nuevo a una realidad que tantas veces olvidamos: la problemática de las personas que están o han pasado por las cárceles que se encuentran sin recursos y sin el apoyo de la sociedad en la que han de vivir, sociedad de la que son parte y que no les acoge y ampara como debiera.
2.- No se nos ocultan las situaciones de rechazo y de marginación a las que se enfrentan los hombres y mujeres para quienes la justicia social no siempre se hace presente.
3.- Valoramos el trabajo de las organizaciones que dedican sus esfuerzos a apoyar a todas estas personas tan vulnerables a recuperar sus vidas y a facilitarles su vuelta a una vida digna en sociedad.
4.- Somos conscientes de que la sociedad y todas las personas de buena voluntad debemos intentar aliviar, de manera urgente, el sufrimiento de aquellas y aquellos que tienen más necesidad humana, espiritual y material, e implicarnos para conseguir que reciban una mayor atención por la sociedad y por la Iglesia. Desde esta Comunidad nos comprometemos a trabajar en esta tarea de construir una sociedad distinta y lo hacemos entonando el himno de alabanza.
Todos: Santo, santo, santo es el Señor, Dios del Universo; llenos están el cielo y la tierra de tu Gloria… ¡Hosanna en el cielo! Bendito el que viene en del Señor,
¡Hosanna en el cielo!
5.- Es éste el momento de intentar llegar más lejos y más en profundidad al acercarnos a ellos, de conocer su realidad, de ponernos en lugar del otro sin distancias, de ser capaces de disentir ante lo injusto, de indignarnos ante el atropello de sus derechos…
6.- Señor, reconociendo nuestras dificultades para sentir a estas personas como verdaderos hermanos, al acercarnos a tu mesa para compartir este pan y este vino, queremos con tu ayuda recordar aquella otra mesa en la que Tú, con tus amigos, partiste el pan y lo repartiste con ellos diciendo:
Todos: Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros.
7.- Del mismo modo, acabada la cena, tomaste la copa llena de vino, diste gracias al Padre y la entregaste a tus discípulos diciendo:
Todos: Tomad y bebed todos de él, porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la Alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía.
8.- Por ello, al compartir este sacramento, adquirimos el compromiso que Él nos dejó:
“Un único mandamiento doy: amaos los unos a los otros como yo os he amado«.
Que éste sea el norte que nos guíe en nuestro caminar al lado de los que sufren y de los que tienen hambre y sed de Justicia.
Todos: Este es el sacramento de nuestra fe, anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús.
9.- Te pedimos, Señor, que nos ayudes a ser capaces de romper las barreras que nosotros mismos levantamos con nuestra comodidad y con nuestros miedos personales, y podamos alcanzar así el reino de la esperanza, de la igualdad, de la dignidad… Tu Reino, Señor.
10.- Y ahora, uniendo nuestras manos, recemos el Padre Nuestro, la oración que Él nos enseñó… “Padre Nuestro…”
- Introducción a la Paz. Que la paz esté con nosotros. Nos damos la paz.
- Comunión.
- Acción de gracias.
8.1 Vivimos en nuestros pequeños mundos, entre esa minoría que tiene un lugar para recostar su cabeza. Por ello te damos gracias, Padre.
Hoy te las damos también porque conocemos a gente que sufre con dignidad y que desde su situación de excluidos nos recuerda nuestra obligación de compartir. En particular los presos y ex-presos.
Danos Señor las fuerzas para que nuestro corazón y nuestra vida estén abiertos a sus necesidades de compañía y acogida.
Queremos dar gracias en esta celebración por los hombres y mujeres, que desde su situación de presos y ex-presos se esfuerzan por alcanzar una vida digna y nos impulsan a trabajar por una sociedad más justa.
Bendición La bendición de Dios todopoderoso, descienda sobre todos nosotros y permanezca para siempre.