A propósito de las inmatriculaciones
El Grupo Temático “Sociedad” de la Comunidad STA, ante el pacto de inmatriculaciones, firmado el 25 de enero de 2022 en la sede de la CCE, por los presidentes del Gobierno y de dicha institución religiosa:
- Quiere agradecer públicamente la labor de quienes están siendo los protagonistas que han forzado este pacto con discutibles resultados. Singularmente, nuestro agradecimiento se dirige, dentro de la Iglesia, a la Comunidad Santo Tomás de Aquino impulsora inicial y a Redes Cristianas que ha venido exigiendo, a través de sus redes y colectivos, la devolución del patrimonio histórico cultural inmatriculado por la Iglesia católica. Y, en la sociedad civil, agradecemos principalmente a la plataforma Recuperando y a los movimientos patrimonialistas en ella integrados, su encomiable labor social y política defendiendo, durante más de 15 años, el patrimonio común de toda la ciudadanía.
- Nuestra valoración del resultado conseguido por este pacto es ambivalente. Nos complace, de una parte, el hecho de que los representantes oficiales de la Iglesia reconozcan, como mínimo, que hay cosas que han hecho mal en este asunto. ¿Con el propósito firme de devolverlas a sus legítimos dueños? Eso sería lo justo y deseable. Pero, aunque, de momento, no se devolviera todo lo indebidamente apropiado, se ha abierto una puerta muy grande por la que poder seguir rescatando todo lo injusta e inconstitucionalmente inmatriculado.
Ayudaría mucho a este objetivo el que los registradores de propiedad contribuyeran con la información necesaria para resolver este asunto en el más breve plazo posible. Teniendo en cuenta principalmente la regla 332 del libro Reglas Jurídicas y Aforismos de la editorial Aranzadi que dice: Lex iniqua non habet rationem legis, (Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae I-II, q.93), que Rafael Domingo, catedrático de derecho romano de la Universidad de Navarra, traduce y resume de esta manera: La ley injusta no tiene razón de ley. En realidad, la ley injusta es pura fuerza, apariencia de ley, por no estar dirigida a la consecución del bien común; de ahí que la ley injusta no vincule al ciudadano[1].
Pero, por otra parte, no podemos ocultar nuestra indignación y vergüenza, no solo por el desplazamiento de los representantes oficiales de la sociedad democrática hasta la sede de una institución privada, sino también para pactar bilateralmente algo que no se puede hacer sin olvidar o violentar la Constitución. No vamos a entrar en las vergonzantes cifras que se reconocen como fruto de error. ¿Quién se puede creer semejante falacia? ¿Qué se pretende ocultar con este pacto engañoso?
- Como cristianos y cristianas comprometidos, vamos a seguir desde el interior y desde fuera de la Iglesia, al lado de la plataforma Recuperando y de los movimientos patrimonialistas, exigiendo la devolución a la sociedad civil de “todos los bienes” indebidamente inmatriculados no solo desde el 1998, sino desde la ley franquista del 1946; continuaremos recordándole al Gobierno su solemne compromiso programático de investidura de “revertir las inmatriculaciones” practicadas por la Iglesia. Y, sobre todo, vamos a seguir recordándole a la Iglesia su compromiso con el Evangelio de Jesús ¡Qué hermoso ejemplo tiene ahora, en estos tiempos de neoliberalismo desmedido, en Zaqueo , —ya que no ha sido capaz de ajustar su conducta a aquella máxima de Jesús “devolved al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”—, al menos le queda imitar en este caso la conducta de aquel hombre pequeño que se subió a un árbol para ver a Jesús y luego, invitándolo a cenar en su casa, le prometió: “Daré la mitad de mis bienes a los pobres; y, si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo”!
[1] En la contraportada del libro se dice: «Se recogen en este volumen más de mil reglas jurídicas y aforismos latinos citados, en sus respectivas sentencias, por el Tribunal Constitucional, Tribunal Supremo, así como, en sus resoluciones, por la Dirección General de los Registros y del Notariado. No faltan tampoco remisiones a las más importantes sentencias de los Tribunales Internacionales».