Acercamiento a la realidad de María Domingo 13 de mayo 2018
1-Saludo
2-Introducción: Fechas como el 13 de mayo nos traen a la cabeza experiencias que la mayoría vivimos con intensidad en nuestra formación religiosa. La figura de María ha desempeñado un papel muy relevante en nuestra vivencia cristiana. Sin embargo, nos parece importante que sometamos la imagen que tenemos de María a una revisión desde la fe más adulta que estamos construyendo, como hemos venido haciendo con otros elementos nucleares de nuestra interpretación del evangelio.
Damos por sentado que ya no es necesario dedicar tiempo a desmontar los dogmas que la Iglesia estableció sobre esta figura tan querida y que durante mucho tiempo nos han hecho sufrir por su insultante irracionalidad: la inmaculada concepción, la virginidad, la asunción….
Por ello, queremos centrar la atención en este rato que vamos a compartir en los rasgos de María que una lectura actualizada del evangelio nos ayuda a descubrir. Una mujer valiente, una madre incondicional, pero también confusa con el comportamiento de su hijo, una mujer que demuestra la confianza y la esperanza que tanto buscamos como luz de nuestra fe.
Cada una de nosotras y de nosotros tendrá una profunda y entrañable experiencia de María y hoy querríamos revisarla y compartirla. ¿Qué es lo que hoy nos inspira más de esta figura? Con esta pregunta como telón de fondo comenzamos la celebración.
3-Lecturas: elegimos 3 textos del evangelio en los que María se nos revela con unas cualidades para reflexionar.
Juan 2, 1-5 Dos días después hubo una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; invitaron también a la boda a Jesús y a sus discípulos.
Faltó el vino y le dijo su madre: No les queda vino
Jesús le contestó:¿Quién te mete a ti en esto, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.
Su madre dijo a los sirvientes: Haced lo que él os diga.
María sensible a lo que la rodea- María eficiente (Mª López Vigil)
Todo ocurre en el marco de una boda, la fiesta humana por excelencia. La celebración del amor.
La madre de Jesús, atenta a los detalles de la fiesta, se da cuenta de que “no les queda vino” y se lo indica a su hijo. Tal vez los novios, de condición humilde, se han visto desbordados por los invitados. María está preocupada. La fiesta está en peligro. ¿Cómo puede terminar una boda sin vino?.
Entre los campesinos de Galilea el vino era un símbolo muy conocido de la alegría y del amor. Si en la vida falta la alegría y falta el amor, ¿en qué puede terminar la convivencia? María decide actuar, ella confía en Jesús.
La presencia de María en las bodas de Caná nos demuestra que la vida de María fue como la de Jesús. Ella participó con sus vecinas del trabajo cotidiano, de los problemas de su pueblo y también de sus alegrías como cualquier otra mujer, en nada destacada de las demás por ninguna señal maravillosa.
Lucas 8, 19-21
Fueron a verlo su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces le avisaron:
Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte.
Pero él les contestó:
Mi madre y mis hermanos son los que escuchan el mensaje de Dios y lo ponen por obra.
María fuerte en la dificultad. (Marifé Ramos y María López Vigil)
María tendría unos cuarenta y tantos años cuando Jesús comenzó a anunciar la Buena Noticia a sus paisanos. Como todas las campesinas, sería a esa edad una mujer gastada por duros trabajos, pero llena de esa sabiduría popular que da el contacto con los dolores y las alegrías más elementales de la vida. Sus manos tendrían callos, vestiría humildemente y, como todas las mujeres de su clase en Israel, sería analfabeta.
El comienzo de la actividad de Jesús en Cafarnaum es para María un momento especialmente difícil que le costó aceptar:
Jesús no tiene esposa. Un joven célibe es como un parásito social.
Jesús no tiene casa ni tierras, que son los signos evidentes de la bendición de Yahvé
Jesús se salta reiteradamente el cumplimiento del sábado
Además, le acompaña habitualmente un grupo de marginados que le llaman rabí
María hizo un largo camino de fe, de comprensión y aceptación de la misión de su hijo, pero este proceso significó para ella dudas, sufrimientos, miedo, ansiedades, inseguridad. Como lo es para tantas madres el compartir el compromiso de sus hijos que luchan por la justicia poniendo en peligro hasta su propia vida.
Juan 19,25-26 Estaban junto a la cruz de Jesús su madre; la hermana de su madre, María de Cleofás y María Magdalena.
María, madre valiente (Marifé Ramos)
Jesús es detenido. Cientos de judíos han sido ajusticiados antes que él. Tienen motivos para matarlo.
María presencia, impotente, un juicio injusto y oye que su hijo es condenado, como un proscrito, a la cruz. Azotes, humillaciones, latigazos, burlas… No puede hacer nada.
Jesús muere a las afueras de la ciudad, que se considera un espacio habitado por espíritus, demonios, tinieblas y peligros. Morir a las afueras es una desgracia, una maldición de Dios, fuera del hogar y del cuidado de la familia.
Si María permanece a su lado se juega la vida, porque los romanos aprovechan las ejecuciones para capturar también a quienes se acercan a los condenados, su familia o sus cómplices. Aprovechan también para capturar a quienes han comido últimamente con el condenado, porque comer significa compartir la vida, los proyectos. Presencia la muerte del hijo de sus entrañas y lo recoge, muerto, en sus brazos.
María arriesga su vida, sus proyectos y su imagen y acoge –ENCARNA- el sueño, el proyecto de Dios para la humanidad.
4-Introducción al diálogo
¿Qué nos inspira más de María hoy?
5-Ofertorio:
Carta de monjas clausura y foro de curas por la sentencia contra la manada
Flores
Bolsas
Pan y vino
6-Anáfora
La única Eucaristía de María.
Lector. Le hemos pedido a María que nos cuente cómo vivió la primera Eucaristía de Jesús, la única de su Hijo. Nos habló de las muchas dificultades que tuvo, porque no era usual que una mujer estuviera en el cenáculo. ¿No es así, María?
María. En realidad, como hoy suponéis, sí que estábamos allí. Y digo estábamos, porque, estuvimos varias mujeres: María Magdalena, la mujer de Cleofás, la madre de Santiago y de José, la madre de los hijos de Zebedeo y Salomé… las que nos atrevimos a acompañarle hasta el Calvario.
Lector. Nosotros, hoy, quizás te vemos como nuestra hermana mayor en la fe, más que como madre, que es lo que se vive en la comunidad cristiana. Por eso, al celebrar hoy la Eucaristía, quisiéramos que nos dijeras cómo la viviste tú.
María. La verdad que con Jesús nunca se sabía lo que podía pasar. Todos los años celebrábamos la Pascua Judía. Pero ésta tuvo algo diferente, ya desde la preparación. Jesús mandó por delante a dos discípulos, para que prepararan todo. Lo normal hubiera sido que lo hiciéramos nosotras…
Lector. Claro, claro. Pero la celebración misma…
María. Esa última cena no tuvo nada diferente; fue según el ritual. Pero sí hubo algo que nos extrañó, por lo menos a mí, que no quería perderme nada. Cuando señaló a Judas como el traidor dándole un pedazo de pan untado en su propio plato, yo me quedé pensando: ¿Será que, con un detalle así, cargado de intimidad, ha querido disuadirle de su intención de entregarle a los sacerdotes?
Lector. Sí. Pero también con Pedro tuvo un gesto un poco fuerte. ¡Mira que anunciarle que le iba a negar tres veces, a Pedro tan seguro de sí y tan dispuesto a lo más difícil!
María. Pero, en este caso, yo pensé que su intención era provocar en Pedro, y en los demás apóstoles quizás, una actitud precavida en el camino de la fe. Que todos somos muy valientes, pero todos podemos ser débiles y fallar a la hora de la verdad.
Lector. Y el lavatorio de los pies ¿no tenía que haber sido a la entrada, como acogida y purificación para la celebración?
María. Eso fue muy importante. En ese momento, estoy segura de que Jesús no quiso realizar, sin más, el ritual judío. Jesús anunció con un gesto y nos pidió con su ejemplo algo definitivo, que ha quedado en la tradición. Y es el modo de relación de unos con otros; es el estar dispuestos a lavarnos los pies. Y el primero, el que se cree ser más. Por eso, lo hizo después de la cena. Nos estaba diciendo que está muy bien comer juntos y compartir comida y los bienes todos. Pero luego, servirnos unos a otros. Y ¿hasta dónde…?
Lector. Preveo, María, que estabas deseando llegar aquí. Y que nos vas a entregar, como un testamento, la suprema voluntad de tu hijo, Jesús.
María. Naturalmente, hijo. Es que “Tomad y comed. Esto es mi cuerpo… Tomad y bebed. Esta es mi sangre” no es una invitación a comer y a beber. ¿Para qué nos serviría comer su carne y beber su sangre? No. Es una manera sacramental de invitarnos a comulgar con él en la entrega de nuestro cuerpo y nuestra sangre en el servicio de amor hasta la muerte, si se hace necesario. Eso es lo que nos hará hermanos y hermanas de todos los hombres y mujeres. Por eso, al igual que él quiso entregar su cuerpo y derramar su sangre, añadió después, pensando en toda la humanidad: Haced esto en memoria mía.
TODOS. Y NOSOTROS RECOGEMOS SU ENCARGO. Y NO LO OLVIDAREMOS NUNCA. PORQUE EN ÉL SE ENCIERRA TODO EL SENTIDO DE NUESTRA VIDA: ANUNCIAREMOS TU REINO. PROCLAMAREMOS TU RESURRECCIÓN. VEN, SEÑOR, JESÚS.
Lector. En esto estamos, madre y hermana María. Gracias por el testimonio de tu amor a tu hijo. Gracias por tu acompañamiento a la primera comunidad cristiana. Gracias por habernos transmitido algo de la profundidad de tu fe en Jesús.
Seguro que aún te quedas a rezar con nosotros un PADRENUESTRO.
7-Comunión. Música canción María, mujer fuerte Salomé Arrincibia
Esperando siempre
con la sonrisa iluminando sus quehaceres
con la esperanza empapando sus quereres
con una plegaria entre sus labios sin que cese
la confianza en un dios padre que nos quiere
mujer fuerte, con o sin miedo
mujer que hace crecer sus talentos
mujer atenta, mujer que entiende
mujer que elige mirar de frente
mujer que espera, mujer que anhela
mujer que no hace pequeña ninguna entrega
mujer que calla, mujer que habla
con las palabras que guarda en su alma
que guarda en su alma
esperando siempre
manos activas que acarician y convierten
en vida nueva sus cuidados y deberes
con la palabra precisa cual simiente
que aguarda el día de crecer y hacerse fuerte
mujer en vela, mujer que siente
el miedo hiriente y el amor que envuelve
mujer que mira agradecida
las huellas que dios deja en su vida
mujer que espera, mujer que anhela
mujer que no hace pequeña ninguna entrega
mujer que calla, mujer que habla
con las palabras que guarda en su alma
mujer fuerte, con o sin miedo
mujer que hace crecer sus talentos
mujer atenta, mujer que entiende
mujer que elige mirar de frente
mujer que espera, mujer que anhela
mujer que no hace pequeña ninguna entrega
mujer que calla, mujer que habla
con las palabras que guarda en su alma
que guarda en su alma
que guarda en su alma
8-Acción de gracias.
Hace mucho, mucho tiempo, en un pueblo de Galilea, nació una niña a la que pusieron de nombre María. Se le juntaban varias circunstancias, de las que ninguna era favorable. Nació mujer en un pueblo pobre, judio, seguramente analfabeta…y, por tanto, con un futuro no muy halagüeño. Pero había algo muy importante, que iba a surgir en su vida, de lo que no tenía la menor idea. Iba a ser la madre de Jesús, el de Nazaret, el que nos congrega, anima y señala el camino para hacer realidad el amor a los demás.
La historia se encargó de presentárnosla cargada de collares, engalanada con los más bellos vestidos, dogmas, atributos difícilmente comprensibles…
Pero yo prefiero a María de Nazaret, una mujer sencilla, madre de un hijo, cuanto menos complicado, difícil de entender, que, sin embargo, le escucha, memoriza sus palabras aunque no termine de comprenderlas, se juega la vida por estar con Él en los momentos de su crucifixión.
María, GRACIAS, por lo que con tu vida nos has enseñado, por ser nuestra madre, nuestra hermana mayor, por acompañarnos en nuestro recorrido. Hoy Maria somos todos. Nos muestra el misterio que es el día a día vivido en un caminar con disponibilidad, guiado paso a paso por esa Palabra que si la admitimos, se hace carne entre nosotros.
9-Avisos