Comunidad de Santo Tomás Santo Tomás 25 años en el MAS 27 enero 2013
Saludo y presentación
Con el bautismo se dice que entramos a ser parte de los seguidores de Jesús. Luego fuimos educados en el cristianismo y lo aceptamos tal y como nos lo presentaban. Pero, llegada cierta edad eso ya no nos satisfacía. Como respuesta, muchos se fueron pero nosotros nos quedamos. Y nos quedamos no en cualquier lugar, elegimos uno, este. Ahora hace veinticinco años que salimos de la Universitaria y empezamos una nueva andadura Hoy podemos reflexionar por qué hemos seguido, qué buscamos y, por qué no, qué hemos encontrado.
Canción: Juntos para soñar, estrofas 1 y 3 (pág 6; núm 7)
1ª Lectura. Gandhi: La vida me ha enseñado
- . Que la gente es amable si yo soy amable.
- . Que las personas están tristes si estoy triste.
- . Que todos me quieren si yo les quiero.
- . Que todos son malos si yo los odio.
- . Que hay caras sonrientes si les sonrío.
- . Que hay caras amargas si estoy amargado.
- . Que el mundo está feliz si yo soy feliz.
- . Que la gente es enojadiza si yo soy enojadizo.
- . Que las personas son agradecidas si yo soy agradecido.
- . Que la actitud que tome ante la vida es la misma que la vida tomará ante mí.
- . Que, si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa.
- . Que para ser amado, no tengo sino amar.
Canción: La noticia es amor, estrofas 1, 3 y 4 (pág 46; núm 54)
ORACION
Mi Señor,…
Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón. Si me das éxito, no me quites la humildad. Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame a ver siempre la otra cara de la medalla, no me dejes caer en el orgullo si triunfo
Ni en la desesperación si fracaso. Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender el fracaso.
Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si la gente me ofende, dame valor para perdonar.
¡Señor,… si yo me olvido de ti, nunca te olvides de mí!
2) Lectura Juan 1, 35-42
Al día siguiente, de nuevo estaba presente Juan con dos de sus discípulos y, fijando la vista en Jesús que caminaba, dijo:
– Mirad el Cordero de Dios.
Al escuchar sus palabras, los dos discípulos siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó:
– ¿Qué buscáis?
Le contestaron:
-Rabbí (que equivale a «Maestro»), ¿dónde vives?
Les dijo:
– Venid y lo veréis.
Llegaron, vieron dónde vivía y aquel mismo día se quedaron a vivir con él; era alrededor de la hora décima.
Uno de los dos que escucharon a Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro; fue a buscar primero a su hermano carnal Simón y le dijo:
– Hemos encontrado al Mesías.
Lo condujo a Jesús. Jesús, fijando la vista en él, le dijo:
– Tú eres Simón, el hijo de Juan; a ti te llamarán Cefas (que significa «Piedra»).
Introducción al diálogo
Celebramos este año que hace 25 años que estamos aquí, que ya es un tiempo. ¡Y una buena parte ya llevábamos allí unos añitos! Junto con la celebración, la efeméride nos invita hoy a reflexionar por qué, que nos ha empujado en esta perseverancia.
En el pasaje que hemos leído, dos discípulos comienzan a seguir a Jesús sin decir palabra. Hay algo en él que los atrae aunque todavía no saben quién es ni hacia dónde los lleva. Para seguir a Jesús no basta escuchar lo que otros dicen de él, es necesaria una experiencia personal. Jesús se vuelve y les hace una pregunta muy importante: «¿Qué buscáis?». Estas son las primeras palabras de Jesús a quienes lo siguen. Los discípulos no buscan en él grandes doctrinas. Quieren que les enseñe dónde vive, cómo vive, y para qué. Desean que les enseñe a vivir. No le preguntan por su doctrina sino por su vida.
En el encuentro, hay un llamamiento de Jesús; a la pregunta “¿dónde vives?”, les responde “Venid y lo veréis”. Jesús no responde con un discurso, sino con una invitación a la experiencia: hay que experimentar lo que él es. No se puede separar el conocimiento de Jesús de la invitación a trabajar en el Reino. Y esto no es un privilegio. Es un compromiso. Si Dios cuenta conmigo asumo una gran responsabilidad. Cambio el modo de ver la vida: no estoy aquí para disfrutar sino para trabajar: no estoy aquí ni siquiera para «salvarme», sino para «salvar». Esta es nuestra vocación.
Para seguirlo no hay un único camino. Cada uno tenemos el nuestro, debemos descubrir el nuestro. Cada vocación particular no es más que el modo de llevar a cabo esa vocación fundamental de dedicarse al reino. Pero también hemos elegido un camino común, juntos, para ayudarnos a comprometernos. Quizá para responder a lo que acabamos de decir, que no estamos aquí para «salvarnos», sino para «salvar», juntos hemos llevado adelante nuestros proyectos de ayuda a los que están más necesitados, en España y en lugares lejanos, y juntos hemos apoyado las causas que entendíamos que estaban en el camino del Reino.
Creemos que este es un tema adecuado para reflexionar hoy: nuestro propio encuentro y nuestra vocación, nuestra respuesta al llamamiento. ¿Por qué nos atrae el mensaje de Jesús? ¿Qué seguimos buscando? ¿Cómo creemos que debemos responder al llamamiento? Y también, ¿qué hemos encontrado?, ¿de qué nos ha servido estar en esta comunidad estos años?
Acto penitencial
Pidamos perdón porque a veces queremos construir el Reino a nuestra manera, olvidándonos del Espíritu de Jesús. No lo anunciamos con la alegría de una buena noticia, nos resulta más fácil enfadarnos con los que creemos se oponen a su realización.
Pidamos perdón porque a veces, nos perdemos en vagos y grandiosos planes, en abstracciones que son lejanas, pero están limpias y llenas de cualidades, en cambio evitamos proporcionar ayuda práctica al que está cerca de nosotros, a un prójimo quisquilloso y lleno de manías que no va a agradecer lo que hagamos por él, lo que a veces nos resulta desagradable y fastidioso.
Pidamos perdón porque a veces, estamos convencidos de que las cosas hay que hacerlas como nosotros las hacemos y nos parece que lo que otros hacen no es lo apropiado y no lo valoramos.
Pidamos perdón porque nos desanimamos ante la gravedad de las situaciones y creemos que el otro mundo posible debe de estar ya prácticamente construido, sin darnos cuenta de que los procesos son largos, aunque sean urgentes.
Estas actitudes que son humanas, también las tuvieron los seguidores de Jesús, pero no son las Suyas. Trabajemos por el Reino pero con la dimensión amorosa de Jesús hacia todos.
Ofrendas:
- Libro de la comunidad
- Álbum de fotos históricas de la comunidad
- La noticia del nuevo nieto
- Pan y vino
Anáfora
P. Es para congratularnos y mostrar una satisfacción contenida al celebrar hoy este aniversario de la comunidad: más de 25 años soñando y programando juntos ha ido creando, más allá de las propias individualidades, un organismo vivo en el que compartimos memoria colectiva y un proyecto que nos identifica como Comunidad STA.
L1. Estamos contentos, sobre todo por lo que Dios está haciendo con nosotros, porque, si una vida larga era para la Biblia signo de la bendición de divina, los muchos años de esta comunidad cristiana, dedicados a proseguir las grandes causas que hicieron la vida de Jesús, no pueden caer fuera de su amoroso cuidado.
Todos: Desde la cima de este aniversario reconocemos con agradecimiento esa particular atracción que nos ha llevado a descubrir en Jesús de Nazaret el rostro luminoso y el corazón amable de esa eternidad siempre soñada, pero huidiza y misteriosa.
L2. Como sus primeros seguidores, también nosotros hemos tenido un Juan Bautista colectivo: con la palabra y el silencio, con su amistad y testimonio nos ha mostrado el camino a seguir: “Ese es el cordero de Dios”.
Todos: Y en comunidad te hemos seguido confiadamente. No hemos necesitado preguntarte a cada paso “¿dónde moras?”, porque la incertidumbre que nos borra a veces tus huellas se disipa en el contagio mutuo y se ilumina con el aliento compartido.
P. En este canto de esperanza, que rompe con el muro del temor y las cadenas de la esclavitud, queremos expresar hoy, en el 25 aniversario de su nacimiento, la convicción que mantiene, alimenta y moviliza nuestra comunidad:
Todos: NOSOTROS VENCEREMOS, NOSOTROS VENCEREMOS (pag. 10, 1 y 2)
Todos: Tú, Señor, que has prometido estar siempre con nosotros, déjanos sentir ahora la fuerza de tu Espíritu: Tú serás nuestro pan, nosotros seremos tu cuerpo.
L3. En un mundo humillado por el engaño y la corrupción, la quiebra de lo público colectivo y el desahucio de todas las dimensiones de la vida: Tú prenderás el calor y la ternura y nosotros seremos tus manos y pies para expresarlo.
Todos: Envía ahora sobre nosotros tu Espíritu creador y multiforme que multiplique la pobreza de nuestros dones en pan hasta los confines del mundo, y fortalezca todas las vidas en nuestra Casa Común.
P. En la Cena de despedida, Jesús tomó el pan…
…………………….
L4. Quienes hemos escuchado, como los discípulos de Juan, la convincente invitación de Jesús: “Venid y ved”, y “hemos venido a quedarnos a vivir con él” traemos aún pegado a las sandalias las preocupaciones y desafíos que nos han venido asaltando en el camino…
Ponemos confiadamente todo esto a tu consideración:
Todos: Vela, Señor, por la vida de la Iglesia y, en especial, por la salud de esta comunidad, seguidora de tu mensaje: que practique hacia dentro la afabilidad y al servicio; y hacia el mundo, también tuyo, la misericordia y la ternura.
L5. Jesús pasó por la vida haciendo el bien: curando las dolencias de los cuerpos y de las sociedades, rompiendo la esclavitud de las ideologías opresoras, abriendo los espíritus al sueño y a la utopía, ensanchando el espacio de la Promesa hacia el futuro.
Todos: Cuida, Señor, la fidelidad de tus profetas y testigos: no permitas que caigan en la autosuficiencia ni el temor; tampoco en la apatía, la acomodación o la desesperanza.
L6. Nos indigna hoy, particularmente, la mentira y la corrupción: como la polilla, todo lo pervierten y corroen. Nos indigna en gran manera esa forma de hacer que, amparada en una legalidad pacata y miope, deja fuera de la justicia a los sin papeles y a los pobres… Pero nos anima mucho más el pundonor y el coraje que llena cada día nuestras calles en la defensa de lo colectivo, la acogida y hospitalidad con los desahuciados.
Todos: Recordamos con especial cariño a nuestras familias y a los comuneros que ya no están entre nosotros; tampoco nos olvidamos de nuestro obispo Pedro, perseguido por la justicia debida a los últimos: como el Bautista nos han ido indicando dónde moras. Sé ahora para ellas y para ellos su mayor refugio y consuelo.
P. Padre de Bondad, quienes hemos descubierto en Jesús de Nazaret un proyecto de vida éticamente valioso y ejemplar, te agradecemos en este 25 aniversario su capacidad de bienaventuranza para el hoy de cada día y de ilusionante promesa para el futuro de después. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén
Incluye un recordatorio de todos los que ya no están y enlaza con el
Padrenuestro y abrazo de paz
Comunión A comer ya beber (pág 58; núm 71)
Acción de gracias
Hemos vivido veinticinco años intentando renacer cada día, cada semana, cada mes, cada año.
Hemos intentado mirar a nuestro alrededor, buscando en la realidad que nos circunda motivos nuevos para seguir avanzando.
Hemos procurado ayudar, en la medida de nuestras posibilidades, al cambio en tantas y tantas realidades que no nos gustaban, uniéndonos a su quehacer.
Hemos disfrutado mutuamente de compañía, afecto y apoyo.
Hemos tenido el privilegio de ser ayudados por tantas y tantos que se han puesto a nuestro lado indicándonos también el camino a seguir.
Hemos criticado cuando creíamos que era necesario, aunque también hemos tenido el valor para reconocer lo bueno que otros han hecho.
Hemos disfrutado de la compañía, hemos sonreído con nacimientos, bodas y bautizos, hemos reído con actuaciones memorables, hemos llorado con desgracias, propias o ajenas, no mereciendo más lágrimas unas que otras.
Por todo lo dicho, por tanta ayuda y trabajo, por habernos dado fuerzas para llevarlo a término, aunque quedará mucho por hacer. TE DAMOS GRACIAS.
Canción: Gaudeamus, estrofas 1 y 2